Capítulo 3: Una mirada

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Como era de esperarse, la noticia de que el Presidente y la Vicepresidenta del Consejo Estudiantil estaban saliendo no tardó en darle vuelta al instituto. Mientras caminaba por los pasillos podía sentir las miradas de todos sobre mí, o tal vez estaban mirando a Christopher, puesto que no se apartó de mí todo el día, dijo que era mejor que nos vieran juntos para que pareciera más "real". También me dijo que me estaría dejando notas en mi casillero de vez en cuando, que pareciera que estaba tan enamorado que incluso dejaba mensajes de amor para mí. Algo que nunca había visto hacer a nadie, pero dijo que Kristen siempre quiso eso porque era muy romántico, pero que él nunca le vio sentido. Ahora lo estaba haciendo para que vieran lo buen novio que era.

A pesar de que la forma en la que iban a ser las cosas ahora no me quedaban del todo claras, decidí dejarle esa tarea a él. Yo solo debía concentrarme en una cosa: lograr que Christopher se enamorara de mí. Aunque no sabía ni por dónde empezar. Además, nunca había coqueteado con alguien, no tenía idea de cómo debía actuar. Me podía ir perfecto en todas las materias, pero en lo relacionado al romance, era una completa inexperta.

Pero, aparte de eso, había otro problema: mis padres. Después de meditarlo mucho, concluí que lo mejor sería contarles que estaba saliendo con alguien, no quería que se enteraran por terceros y se molestaran por eso. Después de todo siempre había sido una estudiante e hija responsable, algo que mis padres siempre me recordaban y decían que estaban muy orgullosos de mí. No quería arruinar eso. Además nunca me había prohibido salir con alguien, aunque eso no aseguraba que lo aceptaran.

De repente me entraron unos nervios incontrolables y mientras más me acercaba a casa, más crecía. Mamá era una persona muy estricta, de carácter fuerte, pero era buena y siempre pensé en ella como alguien justa, no le molesta discutir si la situación lo amerita.. Le gusta que todo salga a la perfección, algo que seguramente heredé de ella, además de mi piel morena y los ojos marrones. Pero por otro lado papá es alguien muy amable y comprensivo. Es de una personalidad muy tranquila y pacífica, lo que yo heredé de él; me hubiera encantado también heredar su cabello lleno de rulos, pero mi hermana fue la que tuvo la suerte. Aunque si pones un poco de atención, podrás ver que hay rasgos de mi cara que se parecen mucho a la de mi padre.

Cuando estuve frente a la puerta de mi casa, me preparé para lo peor. Por muy bien que me llevara con mis padres, las cosas se podrían poner incómodas entre nosotros en un abrir y cerrar de ojos. Si no les agradaba la idea de que yo saliera con alguien, seguro mi madre me encerraría en mi habitación hasta que rompiera con mi supuesto novio. O tal vez mi padre se pusiera tan triste conmigo que no me dirigiría la palabra por mucho tiempo. No tenía idea de qué podría pasar.

-¿En serio, Andrea?-exclamó mi madre, me encogí en mi lugar-Felicidades, cariño.

Un momento, seguro escuché mal.

-Andrea tienes que traerlo a cenar un día. ¿Lo conocemos? ¿Cómo es?-Esta vez fue el papá el que habló, quien me veía con los ojos llenos de ilusión.

¿Qué estaba pasando?

-Nunca pensé que saldrías con alguien-confesó mamá de repente-, nunca pareció que te importaran esas cosas.

¿En serio me veían de esa forma?

Sorpresivamente, mis padres se tomaron la noticia demasiado bien que se me hizo difícil de creer, era casi como si siempre estuvieran esperando este momento. La que no estaba nada feliz por lo que acababa de escuchar era mi hermana menor, Lex, quien veía a nuestro padre totalmente ofendida.

-¡¿Ah?! ¡¿A Andrea la dejan tener novio y a mí no?! Eso es completamente injusto. Y dicen que no tienen una favorita...

-Vamos, Alexia-La reprendió mamá-. ¿Tú para qué quieres novio? Sólo tienes quince años, tú hermana ya es mayor de edad. Además, sabes lo responsable que es, nunca haría una estupidez.

DuplicidadWhere stories live. Discover now