6. Rescate al mapache

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Canción del capítulo: Everybody wants to rule the world de Tears For Fears.

Mientras llegan a las celdas Kyln, una de las prisiones más seguras de la galaxia de Andrómeda, Gamora descansa en el sofá de la sala común. Junto a ella, Drax está sentado inclinado hacia delante, pensativo.

En el sofá de en frente, Nébula, aún maniatada, está sentada con las piernas abiertas, mirando al techo. Junto a ella, Adam Warlock está acomodado mirando hacia Gamora, que queda justo delante.

—Cuéntanos más sobre ti —demanda la de piel verde, tratando de romper el incómodo silencio.

—He estado toda mi vida a merced de los Soberanos, una raza superior que busca dominar la galaxia —explica.

Drax frunce el ceño y desvía su vista hacia él.

—¿Superior? —pregunta.

—Bueno, es una realidad que disponen de una tecnología puntera —matiza Warlock—. Pero ellos quieren hacerse con el control de todo.

—No difiere mucho del plan de Thanos —añade Drax.

—De hecho, recuerdo a los Soberanos —se pronuncia Nébula, captando la atención de todos—. Vinieron a rogarle ayuda a Thanos, a pedirle que uniesen fuerzas para someter a la galaxia.

—¿Y dijo que no? —pregunta Drax.

—¿Thanos? —se apresura Gamora—. Por supuesto que diría que no. Él no quiere la ayuda de nadie, especialmente si sabe que no la necesita.

—Exacto —corrobora Nébula, volviendo a desviar su mirada al techo de la nave.

El silencio reina de nuevo en la sala común de la Milano II.

—¿Y por qué te secuestraron esos Soberanos? —se interesa Gamora.

—Nunca he dicho que me secuestraran —corrige Adam Warlock—. Ellos me crearon.

Drax y Gamora, asombrados, miran fijamente al hombre. Incluso Nébula baja la vista de reojo para mirarle, sin mover la cabeza.

—Soy un ente cósmico creado por los Soberanos como el Mesías —termina de explicar el de la piel dorada.

La nave decelera y Star Lord aparece en la sala común.

—Está puesto el piloto automático —anuncia—. Nos aproximamos a las Kyln. Repasemos el plan una vez más.

Todos se incorporan y miran hacia el capitán, que se coloca junto a los sofás.

—Gamora, Adam y yo entraremos sigilosamente por el ala oeste y desactivaremos las cámaras de seguridad —empieza—. Luego solo quedará encontrar a Rocket en las celdas antes de que una avalancha de guardias alertados por la agitación nos cierren el paso.

—Un plan sin fisuras —comenta Nébula, sarcástica.

—Sacar a Rocket sin alertar a las autoridades es imposible —alega Peter, frunciendo el ceño—. La mejor opción es retrasar todo lo posible que la situación se salga de control.

—Así sea —le apoya Adam.

Star Lord pone a punto sus pistolas duales y las recoloca en sus cartucheras. Gamora, tras pasar un trapo por su espada recién afilada, la coloca de nuevo en su espalda. Adam Warlock se recoloca la tela roja andrajosa como una capa.

Justo antes de que abandonen la Milano II, Drax se acerca despacio a Star Lord.

—¿Por qué tengo que quedarme yo con la cyborg asesina? —pregunta, en un susurro.

The Guardians of the GalaxyWhere stories live. Discover now