02

117 17 41
                                    


Dereck

El humo del cigarrillo llegando a mis pulmones se deshizo rápidamente de la ansiedad acumulada en mi cuerpo, o al menos, en su mayoría.

No solía fumar diariamente, solo cuando sentía que el estrés empezaba a consumirse más de lo que me gustaba admitir en voz alta. Y aunque no era un hábito muy habitual era cierto que aquellas últimas semanas había empezado a vaciar las cajetillas de cigarros mucho más rápido de lo que solía, incluso mucho más rápido de cuando estaba a punto de competir.

—¿Se puede saber qué te pasa? Es el tercero que te fumas hoy.

Levante la mirada y no me sorprendí al encontrarme a Zara con su recurrente ceño fruncido, gesto el cual solo mostraba conmigo. Bajé la mirada nuevamente, ignorando su presencia mientras daba otra calada al cigarrillo. Hoy no tenía ganas de soportar uno de sus sermones, mucho menos si sabía que eventualmente tendría que darle la razón.

Tras unos segundos de inhalar, giré mi rostro para expulsar de manera lenta el humo en mis pulmones hacia un lado. No obstante, no pude evitar sonreír con algo de frustración al sentir cómo aquel cigarrillo era arrebatado de entre mis dedos. Y, para cuando mis ojos se dirigieron hacia ella, mi cigarrillo ya se encontraba en el suelo con la punta del pie de Zara encima.

—¿Vas a responderme?

—Primero que nada ¿Sabes lo caro que están como para que lo tires con esa frialdad? —respondí mientras miraba al cigarrillo en el suelo—. Y segundo, deberías alegrarte. Serían cuatro si Ethan no me hubiera quitado el penúltimo que quedaba en la caja de mi boca luego de haberlo encendido.

—Pues por fin colabora en algo para tu bien.

Ethan levantó la cabeza de lo que se encontraba haciendo, mirándonos a solo unos metros de distancia con manchas de aceite en sus manos y rostro gracias a que llevaba casi toda la tarde arreglando el motor de su propia motocicleta.

—Sinceramente a mi me da igual si se fuma un cigarro o una caja, yo solo se lo quite porque a mi no me quedaban —hizo una breve pausa, durante la cual utilizó el dorso de su mano para intentar limpiar las manchas de aceite en su rostro antes de decir con despreocupación.— luego te doy una caja.

Una carcajada se escapó de mi garganta al ver como Zara le mostraba el dedo corazón a su hermano.

—Se van a morir a los treinta, imbéciles.

Ojalá el universo la escuchara y lo hiciera realidad.

—He sido muy positiva al darte a ti treinta años; cualquier otra persona te daría media década menos —respondió Zara con un toque de sarcasmo.

Mi risa divertida por todo aquello se fue apagando lentamente tras notar que se acercaba a mí con un rostro serio, sospechando que se avecinaba uno de sus sermones.

Zara era una de las personas más increíbles que había conocido. Aunque ella y Ethan asistían al mismo instituto que yo, nunca habíamos cruzado una palabra hasta que acompañé a mi padre al taller donde arreglaban sus motocicletas. En aquel entonces, ambos aún no sabían hacer mucho por cuenta propia, pero disfrutaban pasar tiempo ayudando a su padre. Después de ese día no podía recordar un solo momento en el que ellos no hubieran estado presentes en mi vida. Simplemente, nunca volvimos a separarnos.

Si el destino fuera un libro sabía con certeza que los nombres de Zara y Ethan habían estado escritos entre mis páginas mucho antes de que yo existiera. Podía apostar que la palabra "amigos" se nos quedaba pequeña para describirnos; éramos compañeros, compañeros de vida. Y, aun con todo eso, era imposible no sentir una pesadez al saber que, como sospechaba,ella planeaba interrogarme como siempre lo hacía.

Você leu todos os capítulos publicados.

⏰ Última atualização: Dec 28, 2023 ⏰

Adicione esta história à sua Biblioteca e seja notificado quando novos capítulos chegarem!

Línea de metaOnde histórias criam vida. Descubra agora