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Los cansados párpados de Reo se abrieron ante el dulce calor que asomaba entre las oscuras cortinas. Desconcertado, observó sus alrededores hasta que los eventos de la noche anterior - en realidad de hacía solo un par de horas - plagaron su mente sin previo aviso, tiñendo sus mejillas de rojo.

Intentó incorporarse para iniciar la búsqueda de su móvil, su padre no le perdonaría si descuidaba sus obligaciones, por pocas que fueran por el momento; pero le fue imposible levantarse, ya que los brazos de Nagi se encontraban fuertemente anclados a la cintura del joven Mikage. Ante cualquier pequeño intento de Reo de escapar de su agarre, el albino lo pegaba más a su cuerpo, buscando no acabar con aquel plácido momento.

- Nagi, sé que estás despierto, suéltame.

Reo se sorprendió al ver que el mencionado no se movía ya que normalmente, aunque le pareciera una molestia, solía responder a sus órdenes.

- Nagi, Sei, venga hay que levantarse.

Como si de un hechizo se tratara, aquellas palabras habían logrado surtir efecto inmediato el el albino, sentándose de inmediato en la cama mientras veía al otro hombre con ojos brillosos. Esto solo hizo que la confusión de Reo se avivara.

- ¿Qué...?

- No quiero que me llames Nagi, prefiero Sei.

- Ahhh, ¿es porque ahora somos pareja?

- No, es que quiero que la próxima vez que uses Nagi sea cuando se convierta en tu apellido.

Ante aquella confesión, Reo se paralizó mientras su corazón latía a un ritmo frenético. Estaba seguro que tanto su rostro como sus hombros estarían teñidos de rojo, estos últimos mucho más de lo que ya estaban debido a las dulces marcas que Seishirou había dejado en su piel.

Definitivamente Nagi Seishirou iba a ser la causa de su prematura muerte.




[...]



Como ya se esperaba, los artículos periodísticos sobre su noche en la residencia de Nagi no se hicieron esperar, aunque sí que le había sorprendido la cantidad de estos que ya especulaban a cerca de una supuesta relación romántica entre ellos. Supuso que estas habladurías habían conectado los puntos después de su irregular comportamiento como "amigos" cuando estaban en Blue Lock, al fin y al cabo cada momento de sus vidas en aquella cárcel fueron retransmitidos para el entretenimiento de todo el mundo. Bueno, no estaban equivocados, pero no sabía si era el momento adecuado de que surgieran estos rumores cuando, sin quererlo, había empezado a probar las aguas antes de meterse de lleno en el negocio familiar.

Mientras desayunaban, su móvil no dejaba de llamarle la atención sobre la incesante cascada de mensajes por parte de su padre, cada uno más violento que el anterior. Intentó con todas sus fuerzas evitarlos, pero el que sí no paraba de dirigirle preocupadas miradas al dispositivo era el albino.

- Reo, ¿no deberías responder?

- Llevo toda mi vida siguiendo al pie de la letra sus órdenes, no se va a morir porque quiera desayunar en paz.

A pesar de la supuesta confianza que habían denotado sus palabras, su mano que se encontraba debajo de la mesa agarraba con fuerza la tela de su pantalón, intentando hacerle frente a su ansiedad. En el fondo, las palabras de sus progenitores seguían teniendo efecto en él, como si de un perro atendiendo a las indicaciones de su amo se tratase.

Su padre parecía haberse cansado de enviar mensajes sin respuesta, por lo que se pasó a las llamadas esperando que, como dice su nombre, llamaran su atención. Y como esperaba surtió efecto, Reo cogió el móvil molesto después de darle el último sorbo a su café, y se dirigió a la habitación, siendo seguido por los tanto curiosos como preocupados ojos de Seishirou.

Boy meets luvTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang