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Debido al comportamiento que Nagi le estuvo demostrando ya desde hace varios años, Reo no se esperaba que el albino llegase a cambiar su actitud, por lo menos tan rápido. Mucha fue su sorpresa cuando al abrir la puerta de su habitación de hotel para ir a desayunar, se encontrara con el culpable de su deplorable estado emocional.

- ¿Nagi?¿Qué haces aquí?

- Bueno, as venido hasta Manchester para verte, así que obviamente quería verte.

Reo quiso reprochar aquella afirmación, pero aunque le costara admitirlo tenía razón.

- ¿Cómo has encontrado mi hotel, y más importante, cómo sabes que esta es mi habitación de hotel?

- Twitter. Un fan te reconoció cuando entrabas al hotel y uno de los gerentes es fan mío así que le dije que venía a visitarte y me dio una llave extra – Nagi alzó su mano derecha – pero no quería irrumpir en tu espacio, sé que odias que la gente haga eso.

"Pero si eras tú antes no me importaba."

Reo decidió no responder, no sabía si podría poner en orden sus sentimientos tan temprano en la mañana. Ante los grandes ojos curiosos de Nagi cerró la puerta y empezó a caminar en silencio. Pudo notar los pesados pasos de Seishiro que lo seguían de cerca.

- Si quieres hablar podemos hacerlo más tarde, no tienes por qué seguirme ahora.

 Nagi paró en seco y Reo no pudo evitar voltearse a verle. "Sigues comiendo de su mano."

- ¿Quedaste con alguien?

- No, ¿por qué lo dices?

- Porque a Reo no le gusta desayunar solo.

"Para, por favor."

- Nagi, tú no eres el único que ha cambiado.

El joven Mikage esperaba que aquel comentario hiciese que Nagi volviera a su casa, pero en el momento en el que Reo se sentó en una de las mesas en la cafetería del hotel, Nagi se sentó en el puesto frente al suyo. El hombre decidió no prestarle mucha atención a su comportamiento y llamó al camarero para pedir su desayuno; encendió su Tablet mientras esperaba a que Seishiro acabara de pedir.

- ¿Al final vas a heredar el imperio Mikage? Nunca quisiste hacer eso entonces, ¿por qué?-

- Creo que es lo más acertado, después de todo aunque no fuera un Mikage no me gustaría estar hasta que tenga 40 jugando al fútbol.

Nagi no pronunció palabra lo que suponía algo común para Reo debido a la constante escasez de comentarios que provenían del hombre, si no fuera por la mueca confusa que portaba en el rostro.

- ¿También te casarás y tendrás hijos como tus padres quieren?

- ...Supongo.

- ¿A pesar de que solo te atraen los hombres?

Reo se tensó y por fin decidió mirar a Nagi a la cara. Lo conocía desde hacía más de diez años, pero nunca había visto a Nagi hacer esa expresión. Denotaba tristeza, dolor. Reo decidió volver a lo suyo, sentía como se oprimía su corazón al ver que no pudo estar presente durante ese período de maduración de Nagi. Se sintió culpable, mientras estaban juntos él lo estaba moldeando para que formara un ideal con el que ganar el mundial, sin dejar paso a su crecimiento personal.

- ¿Acaso has hablado alguna vez con tus padres sobre el tema? Ba-ya seguramente lo sepa y pueda apoyarte si tus padres reaccionan mal.

- No creo que sea necesario contarles eso, lo único que me dirían sería "haz lo que quieras mientras no se haga público".

- Aún así... te mereces ser feliz, Reo.

"Tú eres quien me hace feliz."

Sintió que debía decirlo, pero se quedó callado como todo un cobarde. Aún tenía miedo de que sus sentimientos lo alejaran de su vida definitivamente. No sabía nada sobre las preferencias de Nagi, nunca se había dignado a preguntar. Seguramente no hubiese sido algo difícil de responder para Nagi, debido a su honestidad, pero de habérselo preguntado cuando aún eran estudiantes habría sido decisivo en si tenía esperanzas de estar con él, o si debería tirar la toalla. Pero, de nuevo, le tenía demasiado miedo a la respuesta.

- Gracias por tu preocupación, pero no todo va siempre como queremos, Nagi.

El resto del desayuno lo completaron en completo silencio, pero extrañamente no se sentía incómodo. A Reo le recordó cuando comían juntos en la azotea del instituto, o cuando compartían mesa en la cantina de Blue Lock. El joven Mikage intentaba concentrarse en el plato que tenía delante o en la Tablet a su lado, pero le era imposible no notar las miradas que le mandaba Nagi cada pocos segundos. Siempre hacía eso cuando estaba preocupado por algo.

- No te preocupes, Nagi. Por ahora no tengo mucho que hacer para la empresa, solo revisar papeleo. No estaré ocupado como CEO hasta que cumpla los 30, aún necesito tiempo para entrenar por mi contrato y por si me elijen para jugar en la selección japonesa.

- Lo harán. No podremos ganar la copa si Reo no está ahí.

El mencionado esbozó una media sonrisa, siempre le animaba ese tipo de comentarios, al fin y al cabo era su deseo más preciado, el poder levantar aquella copa (junto a Nagi). A penas faltaban un par de meses para que los diferentes países anunciaran sus alineaciones para el mundial, lo que ponía a Reo de los nervios.

Reo le dio un último sorbo a su café y se levantó para volver a su habitación. Había quedado con Chigiri para pasar el día, pero Nagi parecía tener otros planes para él porque lo siguió hasta su suite, intentando incluso entrar en ella.

- ¿Qué haces?

- Pasar el tiempo con Reo.

- ... Nagi, hoy he quedado con Chigiri, si quieres podemos ver de quedar mañana-

- ¿Por qué quedas primero con Chigiri y no conmigo? – Nagi hizo sobresalir su labio inferior levemente a modo de puchero. Reo tuvo que usar toda su fuerza de voluntad para despegar su vista de sus labios.

- Ya quedé de antemano con él, podemos vernos mañana.

- ...

A pesar de su esbozo de promesa, Nagi irrumpió en la habitación de Reo y se tumbó en la cama, sacando su móvil y poniéndose a jugar como si estuviese en su propia casa. Reo se limitó a suspirar y sacó de su maleta la ropa que se pondría en el día. Fue cuando se quitó la camiseta que sintió los ojos de Nagi clavados en su figura. Pensó que se trataba de su imaginación, pero se giró para toparse a Nagi sentado, mirando en su dirección.

- No sabía que tenías un tatuaje.

Reo dirigió sus ojos al punto donde estaba enfocando Seishirou, en su cotilla izquierda donde descansaba un tatuaje negro. No representaba nada, era un dibujo abstracto pero pensó que le quedaría bien. El tatuarse había sido algo precipitado, un arrebato emocional a raíz de una discusión con sus padres a cerca de su propio futuro aún candente. Deseaba liberarse, llevarles la contraria aunque fuese por una vez en su vida.

- No hay muchas personas que saben que lo tengo, la mayor parte del tiempo me olvido que existe.

- ... Me gusta.

- Querrás decir que me queda bien.

- Eso también.

Reo ladeó la cabeza con una media sonrisa ante la respuesta de Nagi y continuó con su tarea. Nagi siguió observándolo durante todo el proceso, incluso Reo podía asegurar que sus ojos bajaron cuando se inclinó levemente para coger algo del suelo.

Reo salió del hotel junto a Nagi. Salieron directamente al aparcamiento subterráneo del hotel para evitar la interrupción indeseada de cualquier paparazzi. Chigiri se sorprendió al ver a Reo acompañado, pero al no ver signos de angustia en el rostro de su amigo se alivió. Chigiri y Reo se alejaron rápidamente en el coche del primero, dejando a Nagi solo en aquel parking contando los segundos para cuando Reo regresara.

Boy meets luvWhere stories live. Discover now