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Todo el coraje recién adquirido se fue por el sumidero cuando Nagi dejó los mensajes en visto y ni siquiera se molestó en recogerlo en el aeropuerto. Como buen jugador de fútbol que era había amasado un buen número de fans también en Inglaterra los cuales lo bombardearon nada más aterrizar. A duras penas consiguió meter sus maletas y a sí mismo en el coche de Chigiri.

- Bueno, esa sí que es una buena bienvenida.

Reo se relajó un poco ante la presencia de su buen amigo Chigiri, el cual junto a su novio-no-oficial Kunigami fue víctima de los lloriqueos por parte de Reo a altas horas de la madrugada, que era el único momento del día que tenía libre para dejar ir sus emociones.

- ¿Qué tal el vuelo?

- No me puedo quejar, aunque una de las azafatas me reconoció y no paraba de mirarme al pasar.

Ambos rieron mientras navegaban las casi desérticas calles de Mánchester. Reo había preferido volar más tarde en el día, después de que su padre le pidiera que se presentara en la residencia de los Mikage sin previo aviso.

- ¿Te vas a quedar en casa de Nagi?

- Oh, no. Ya he reservado una habitación de hotel.

- Podrías habérmelo pedido a mí, tengo habitaciones de sobra.

- No, gracias. Prefiero no escuchar las camelosas llamadas que tienes con Kunigami y peor si llegáis a poneros calientes.

- Pues es lo mínimo que deberías soportar después de que Kuni y yo hayamos sido tus terapeutas particulares durante todo este tiempo, aún encima gratis.

Antes de que se dieran cuenta, los dos hombres llegaron al bloque de apartamentos en el que residía Nagi. Reo conocía bien el lugar ya que fue él quien acompañó a Seishirou hasta allí para que viera si le gustaba el apartamento, y quien también le ayudó a mudarse. Bajaron hasta el garaje para evitar miradas indeseadas de periodistas o fans.

- ¿Quieres subir tú también?

- No, gracias. A ese ya lo veo casi todos los días, esperaré aquí.

- Está bien, intentaré no tardar mucho.

Reo subió al ascensor y en el trayecto intentó organizar sus pensamientos para así no olvidarse de todo lo que tenía que decir. El sonido del ascensor llegando a la planta fue lo que lo sacó de sus pensamientos, empezando a caminar tranquilamente hasta posicionarse delante de una puerta de madera de roble oscura la cual tenía una pequeña placa donde indicaba el nombre del dueño del lugar; Nagi Seishirou.

Reo exhaló un suspiro y tocó el timbre. Para su sorpresa, nadie le abrió la puerta. Al principio pensó que no habría nadie, pero si agudizaba el oído podía distinguirse un par de voces y lo que parecían ser sonidos provenientes de un videojuego. Volvió a timbrar un par de veces en vano. Decidió abrir la puerta ya que se sabía la combinación de números necesaria para entrar.

"Pondré tu cumpleaños como contraseña, Reo. Es la única fecha que me sé de memoria."

Reo no pudo evitar sonreír ante el cálido recuerdo, pero su semblante cambió al instante al ver que al intentar poner los dígitos de su cumpleaños la puerta no se abría. "Así que la ha cambiado." El hombre intentó dejar aquellos pensamientos de lado y sacar su teléfono para llamar a Nagi, el cual tardó unos segundo en contestar.

- ¿Diga?

- Soy yo, Reo.

- Ah, hola Reo. ¿Qué pasa?

El mencionado apretó los puños debido a su enfado ya que era evidente que su (ex) mejor amigo se había olvidado completamente de que Reo iba a ir a visitarle.

Boy meets luvWhere stories live. Discover now