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Desde su nacimiento, Reo ha existido para complacer a las personas. Desde la primera fotografía que le tomaron sus padres para alardear de que el imperio Mikage tendría un heredero, Reo ha seguido sin rechistar los deseos y ambiciones de sus padres. Es por esto por lo que, cuando por primera vez en su vida encuentra un sueño el cual quiere perseguir, no se espera la rotunda negativa de sus padres ante ellos, es decir, siempre le han dado todo lo que pedía porque pensaban que "era necesario para que siguiera el plan que le habían impuesto al nacer", pero el sueño que había concebido Reo de ganar la Copa del Mundo dejaba atrás la corporación Mikage.
- Reo, no deberías perder el tiempo con un sueño tan irreal. Como próximo portador del apellido Mikage debes centrarte en crecer tu mentalidad de empresario, no en correr tras una pelota – sin decir nada más, su padre se dio media vuelta y salió del lugar sin prestar atención ni al rostro angustiado de su esposa ni a las lágrimas que se estaban formando en los ojos de su hijo.

- ... Como desees, pero yo estoy harto de hacer lo que vosotros queréis. Cumpliré mi sueño yo mismo.

A partir de ese día, Reo empezó a llegar a casa mucho más tarde de lo habitual, centrando su ambición tanto en sus estudios como en sus prácticas de fútbol, consiguiendo no solo descubrir que tenía un talento natural a la hora de practicar el deporte, sino que también evitaba así tener que ver a su padre al volver a casa. Pero a pesar de su nuevo encontrado talento, Reo siempre supo que le faltaba algo en el campo de juego. O más bien a alguien.



...




Reo, a pesar de no aparentarlo, odia ser el centro de atención. Detesta que sus compañeros de clase se hagan pasar por sus amigos cuando lo único que hacen es alardear de que son íntimos con un Mikage. Le incomoda que las chicas de su instituto se le confiesen, pero debido a su fuerte empatía le es difícil mandarles a tomar viento así que tiene que ir disculpándose una con una diciendo que no quiere novia porque "prefiere centrarse en sus estudios" cuando la realidad es que no siente atracción alguna por las mujeres.

Cuando era más pequeño, sus padres lo llevaron a Estados Unidos por dos semanas debido al trabajo de su padre. Fue aquí cuando Reo fue expuesto al mundo de las personas LGTBI+. Desde un primer momento le fascinó ver lo común que era ver parejas del mismo sexo caminando por la calle tranquilamente (a pesar de que sus padres los miraban de reojo e intentaban apartar a Reo para que no mirara, pero eso nunca lo detuvo). Al principio sintió simple interés, pensó que aquello pasaría. Pero se volvió muy real cuando vio que al volver a Japón se volvió más consciente de los cuerpos musculados de sus compañeros de equipo, y que seguía sin sentir nada por las chicas.

A pesar de todo, al propio Reo no le costó asimilar que era gay, pero el haber nacido como un Mikage suponía que debía anteponer su apellido a él mismo así que camufló su verdadera identidad. Tampoco le costó demasiado ya que, aunque ahora era consciente de su atracción por los hombres, no había nadie que le gustara. Pero todo cambió cuando lo conoció.



...




- Joder, por qué me tuvieron que votar para ser el representante de clase...

Reo exhaló un suspiro cansado mientras caminaba por el desértico pasillo. Como delegado de su clase le habían mandado que fuera a hablar con el director para aclarar unas dudas sobre el festival de fin de semestre ya que no sabían si su concepto sería admitido. Giró en la esquina y empezó a bajar despreocupadamente las escaleras. A esa hora todo el mundo debería estar en clase, así que no debería haber ningún riesgo de accidente.

Pero el problema es que sí que había alguien en las escaleras, con el cual no pudo evitar tropezarse, empujándolo levemente y haciendo que dejara caer su móvil. Pero antes de que este pudiera siquiera tocar el suelo, el otro chico lo consiguió balancear sobre uno de sus pies mientras daba un salto. Reo quedó maravillado ante tal movimiento, pero le sorprendió más ver que el chico con el que había tropezado volvió a sentarse y continuó mirando la pantalla de su móvil.

- Ehmm... perdona por el empujón, no te había visto.

- Mhnn.

- Perdona que te lo pregunte pero, ¿estás en algún club?

El chico de cabellera blanca zarandeó levemente la cabeza en señal de negativa. Aún así Reo se quedó callado unos instantes, por si el misterioso chico articulaba palabra. Aprovechó el momento para analizarlo a fondo. Tenía una buena altura, diría que un poco más alto que él, pero tenía mala postura. Reo observó cada detalle atentamente del chico como si se tratara de la propia Copa del Mundo (aunque también podría ser porque el chico no se inmutaba), hasta que sus ojos se postraron en su rostro. Reo intentó hacer memoria de todas las personas que había visto en el instituto porque era imposible que no recordara haber visto un rostro tan atractivo como aquel.

De repente, el joven Mikage se sintió valeroso, por lo que se arrodilló frente al chico para preguntarle:

- ¿Te gustaría formar parte del club de fútbol?

El chico alzó la mirada por unos segundos en los que sus ojos recorrieron el rostro de Reo para acto seguido volver a su pantalla.

- No, gracias.

Aunque Reo mantuvo un rostro inexpresivo, si uno mirara bien de cerca podría ver el efecto que la voz del misterioso chico había tenido en el al ver lo rojas que se habían puesto sus orejas.

- Pero si tienes mucho talento, ¡yo creo que podrías ser un gran jugador! Esos reflejos que has tenido a la hora de evitar que tu móvil cayera al suelo son espectaculares. ¡Por lo menos inténtalo!

- No quiero, parece molesto y muy cansino.

Y sí que es cierto que lo era, pero Reo no iba a desperdiciar a ese diamante en bruto, era demasiado testarudo para ello. Era un Mikage después de todo.

- Venga, yo te ayudaré. Iremos justos a las prácticas y si tal también te llevaré a casa después de los entrenamientos. Haré cualquier cosa que me pidas, ¡por favor!

El chico guardó su teléfono y se quedó unos segundos meditando su respuesta en completo silencio.

- Si vas a hacer cualquier cosa que te pida... entonces dame dinero, quiero comprarme un nuevo juego.

En el rostro de Reo se formó un semblante de sorpresa que rápidamente fue sustituido por una brillante sonrisa, acompañada por una corta carcajada.

- Está bien, está bien. ¡A partir de ahora seremos compañeros y serás tú quien me ayude a lograr mi sueño de ganar el Mundial!

- ... ¿Qué?

Boy meets luvWhere stories live. Discover now