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¡ 𝐉𝐀𝐕𝐎𝐍 !
Y es por eso que me odio por ser tan débil en términos de Jennie.
¡Un toque, una dulce idea de ella y puf! Soy un tonto una vez más.
Escucharla decir a sí misma que todavía me ama de alguna manera me tranquilizó.
No sé si es solo fruto de mi tontería, pero sí, supongo que realmente te volverías así cuando te enamores.
Los dos nos quedamos dormidos anoche y tenerla entre mis brazos realmente se sintió tan bien.
Estuve despierto por bastante tiempo, pero me niego a moverme una pulgada para no molestar a mi preciosa princesa que duerme pacíficamente encima de mí, con su cabeza acurrucada en mi cuello y mis brazos envueltos alrededor de su cuerpo sexy.
-No sé qué me pasaría si me dejarás, amor.- Susurré mientras acariciaba lentamente su suave cabello.
-Eso nunca va a suceder, amor.- Me sorprendió cuando Jennie respondió de repente con la voz sexy de su habitación y se acurrucó más cerca de mi cuello, y apretó su abrazo hacia mí.
Una sonrisa se formó automáticamente en mis labios y mi corazón latió muy fuerte.
-Buenos días, cariño.- Dije y besé la parte superior de su cabeza.
-Buenos días.- Jennie respondió mientras levantaba la cabeza y colocaba un beso suave pero dulce en mis labios que correspondí rápidamente.
Realmente me encanta cuando sus labios tocan los míos, se siente como si me hubieran enviado a las nubes e hizo querer quedarme allí para siempre.
Los segundos pasaron y ambos nos separamos del beso con una sonrisa de satisfacción en nuestros rostros.
-Me concedería una cita hoy, Sr. Walton?- De repente, Jennie me preguntó con su infame sonrisa gomosa, aún acostada encima de mí.
Mi corazón latía con fuerza dentro de mi pecho.
-Hmm, tengo muchos papeles en la oficina de mi papá y la mía, luego tengo esta larga lista de viajes de negocios pendientes y Jaden ya se queja de ser siempre un representante en las reuniones en las que se suponía que debía estar, así que...-Traté de razonar en broma y actuar como si realmente estuviera pensando.
La cara de Jennie luego frunció el ceño y saltó desde encima de mí y se dirigió hacia el sofá que tengo aquí en mi habitación.
Ella se sentó allí y se cruzó de brazos, sin mirarme. Internamente me reí de su acción.
Nunca rechacé sus solicitudes, especialmente las fechas por las que entiendo por qué está siendo así.
