Cap. 12

287 22 0
                                    

—No, es decir, si o sea, quizá?— la castaña tartamudeaba con nerviosismo al ser descubierta, no quería darse la vuelta pues sabía que la pelirroja estaría viéndola —El rubio te quedaría lindo— sugirió para cambiar el tema—

La pelirroja soltó una pequeña risa y abrazo a la castaña.

—Entonces rubio será— decidió—Es algo tarde, no quieres dormir?—

—Claro— la castaña se dio vuelta encontrándose con esos ojos miel que tanto le gustan, aunque tengan ojeras, se vean tristes y algo cansados, siguen siendo perfectos para ella —Adelgazaste—

La castaña acaricio las mejillas de la pelirroja, paso su mirada por sus labios, esos labios tan perfectos, rosados, carnosos, muy lindos a su parecer.

—Si... en Bangkok me mantenía ocupada y no tenia tiempo para comer—explico mientras ponía sus manos en la cadera de la castaña.

—Lisa...— la castaña nombro a la peliroja, esta miro los labios ajenos.

—¿Si?— respondió sintiendo el aliento de la contraria muy cerca.

—Quiero qué tú me—las palabras de la castaña quedaron a medias, pues la puerta fue abierta haciendo que ambas se separaran.

—Lili, no puedo dormir— dijo Bambam entrando a la habitación de la peliroja.

—Bambi, deberías de tocar la puerta antes de entrar— reclamo la peliroja.

—Lo siento, ¿Puedes prestarme tus video juegos?— pidió haciendo caras lindas para que su hermana aceptara.

—Tomalos y ve a tú habitación— a estas alturas la castaña ya hacia en el baño poniéndose una camisa de la pelirroja que le quedaba enorme y un short.

El castaño tomo los videos juegos y salió de la habitación rumbo a su cuarto. La castaña salió del cuarto de baño y se sentó en la cama.

—Cámbiate y ven a la cama—ordeno la castaña.

—Ha sus órdenes jefa— dijo la peliroja con gracia yendo a buscar una pijama en su guardarropa.

La pelirroja entró al baño y comenzó a desvestirse, esa noche si que estaba helando. Se metió a la regadera, el agua caliente bajaba por todo su cuerpo, se sentía realmente bien estar bajo ese chorro de agua. Una vez terminó de bañarse, seco su cabello y cuerpo, se puso la pijama, lavo sus dientes y cepillo su cabello, finalmente salió del baño.

—¿Te han dicho qué te vez linda después de bañarte?— dijo la castaña viendo a la tailandesa salir del baño.

—¿Solo después de bañarme?—cuestionó recostandose en la cama.

—Siempre— se corrigió la castaña acomodándose en el pecho ajeno.

La castaña observaba con sumó detalle el rostro de la tailandesa, no tenía alguna cicatriz o arruga, simplemente era perfecta. Sus ojos se posaron en los de la peliroja, esta también la miraba, sus respiraciones estaban muy cerca, a tal punto que sus labios casi chocaban.

La tailandesa se acercó un poco, la castaña le siguió el movimiento, sus labios solo eran separados por un pequeño centímetro.

—Oye Lili, me canse de ju— las palabras del tailandes fueron paradas al ver a su hermana y a la castaña, estas ni siquiera se dieron cuenta que BamBam había entrado a la habitación, solo seguían mirándose—Qué asco Lalisa— se quejo el tailandes mientras salía de la habitación.

El par de chicas se miraban sin perder detalle alguno, la tailandesa poso su mano en el mentón de la castaña, la atrajo hasta ella con sumó cuidado hasta que sus labios al fin pudieron tocar los contrarios.

No hubo movimiento, solo sus labios tocandose uno a otro, la castaña despegó sus labios de los contrarios y acaricio las mejillas de la tailandesa, las cuales se encontraban de un color rojo suave.

—Estás roja de la cara—dijo la castaña con un pequeño tono de burla.

—Es qué estar tan cerca de tú hermoso rostro me pone nerviosa—la tailandesa le respondió haciendo que la castaña también se sonrojara—Ahora no soy la única que está roja—

La castaña le sonrió a la tailandesa y se acurrucó en su cuello. La peliroja apago la luz con el interruptor que está justo ha un lado de su cama, y abrazo a la castaña.

A la mañana siguiente.
La castaña daba suaves caricias en las mejillas de la tailandesa. Intentaba despertarla pues ya era muy tarde.

—Lisa, ya despierta— le hablaba bajo intentando despertarla, pero la peliroja parecía que ni siquiera la escuchaba.

—Oye Lili, qué vamos a desayunar? Ya es muy tarde y mi pancita me duele— llegaba a la habitación el tailandes menor haciendo sobresaltar a la castaña, y haciendo que la peliroja se mueva en su lugar comenzando a despertar.

La castaña se hizo a un lado, pues el tailandes se subió sobre su hermana intentando despertarla.

—¡Ya! Bambi, bájate— se quejo la tailandesa sintiendo el peso sobre ella.

—Lili, ya despierta—el tailandes seguía molestando a su hermana, la castaña solo reía por lo bajo viendo la cara de molestia de la tailandesa.

—Ya, ya desperté, ya bájate, no me dejas respirar—se quejo la tailandesa.

El tailandes se bajo de encima y se sentó a un lado de su hermana.

—¿Qué desayunaremos?— pregunto el tailandes —me fijé que en el centro comercial hay un nuevo restaurante y tiene muy buenas reseñas, si quieren podemos ir—.

—Si iríamos pero, recuerda que Jennie debe estar en casa para que nadie nos descubra—

—Eso no es problema, puede ir disfrazada—

—¿Disfrazada?— cuestionó la castaña.

—Si, veras, te presto una de mis gorras, Lisa te presta de su ropa, te ponemos lentes y escondes tú cabello, es fácil—dijo el tailandes con una sonrisa, pues siempre había querido usar alguna idea de disfraz—Y si quieres podemos disfrazarnos también nosotros, digo, por si te reconocen no sepan que somos nosotros—

—Entonces no se diga más, a cambiarse se ha dicho— dijo la peliroja levantándose de la cama.

Él tailandes se fue hasta su habitación comenzando a cambiarse, la castaña se cambió en la habitación con ropa negra que tenía Lisa, la cuál le quedaba enorme, pero no se quejaba.

La tailandesa tomó su ropa y fue hasta el baño para poder cambiarse, se puso un pans negro, una camisa de manga larga del mismo color, unas converse, y un gorro negro. La castaña se puso prácticamente lo mismo, solo que sus tenis eran unos converse con cuadros y no tenia puesto un gorro.

El hermano de la tailandesa se puso un pantalón de mezclilla negro, una camisa sin mangas negra, una gorra y zapatos casuales negros.

—Entonces, ya estamos listos, vamos—.

—Espera, a Jennie le falta esto— dijo el tailandes poniéndole una gorra y unos lentes a la castaña—Ahora si estamos listos—.


                                                             

Amárrame.  Jenlisa [G!P]Where stories live. Discover now