Capítulo XI

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Capítulo XI: Solo un Slytherin siendo cobarde y dramático, y un Gryffindor siendo tercamente la pesadilla de la existencia del centro de su atención.

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Una vez Teddy le dijo que en ocasiones, cuando su abuela salía por un momento a la tienda cercana en la mañana y él despertaba con la casa sola, completamente suya, se imaginaba que en cualquier momento su madre y su padre saldrán uno de la cocina y el otro de la sala, que le regañaran por no haberse cepillado los dientes todavía y luego se darán vuelta a volver a sus labores.

Él no va a cepillarse en ese momento. En su lugar, corre a la cocina, grita lo que quiere comer, salta a la sala y rebota en el sillón, el lado que cree que su padre le dejaría libre. Les habla. Les cuenta de todo y no deja espacio para que respondan.

Y por unos minutos en la mañana, antes de que su abuela vuelva, finge que está siendo criado por sus padres a los cuales sólo conoce por las fotografías en los recuadros y las historias que le cuentan. Finge que hace años, en esa batalla en la que ni siquiera luchó, tuvo suerte.

Harry se quedó mudo cuando este pequeño niño dijo tal cosa jugando a apilar bloques de madera en forma de pirámide en la alfombra de la casa de su abuela, como si no fuera nada.

La gente no habla de esto, uno no está preparado. Pero puedes extrañar tanto a alguien que cada pequeña fantasía sea un regalo. Puedes extrañar la dinámica y el amor que sabes que mereciste pero que no tuviste.

Y Harry también lo ha sentido, ha oído a Kreacher quejándose y ha pensando por un segundo que está hablando con Sirius.

Y, hace un momento, ha invitado a Draco Malfoy a ver a su familia y ha necesitado un segundo para recuperar su sonrisa al pensar que eso significa ver a los Weasley y no a James ni a Lily.

Ese siempre es un momento extraño. La realización.

Pero entonces Draco se gira y le pregunta si el aroma a miel quemada y petricor es normal.

Entonces el hechizo se rompe. Esta de nuevo aquí, en el presente, junto a este hombre emitiendo un chillido aterrado al haber aplastado a un mosquito y encontrarlo lleno de sangre.

Harry todavía se siente un poco adormecido mientras escucha:

— ¡Me quitó tres litros!

— El mosquito banco de sangre, el futuro de la medicina mágica —se escucha respondiendo a lo lejos Harry.

— ¿Y si tengo anemia mágica? ¡Se transmite en minutos!

— ¿Vampirismo? ¡Por Melin, Draco, escóndete...! Oh, no, cierto. El sol no puede quemar a las hojas de papel. Estás a salvo.

— ¡Esto es serio! ¡Podría morir... podría...! —los ojos de Draco se achican dramáticamente— ¿y si me dejó sus larvas dentro? ¿¡Y si son larvas pelirrojas!?

— ¿Baby Shower?

Draco probablemente ha matado más cosas con la mirada que le está dando a Harry que con su varita.

Los labios de Harry se curvan un poco.

— Si te molesta tanto, sabes que hacer.

— ¿Irme? Lo sé, no sé qué hago aquí —escupe Draco.

Desagradecido, con gran talento para ignorar el elefante en la habitación, cruel, egolatra.

Lily y James lo habrían odiado, con justa razón.

Sirius ya lo odiaba.

Ellos lo habría instado a recapacitar sobre la gente con la que se junta, es posible que hubieran dado argumentos válidos.

A Harry No le Pagan lo Suficiente // Harco - DrarryWhere stories live. Discover now