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Lady Whistledown
Ya sea vergüenza o calumnia, seducción o difamación; solo hay una cosa que humille incluso a los miembros más destacados de nuestra aristocracia, un escándalo. Pues, querido lector, parece que toda la plaza Grosvenor está especulando de un tema de lo más escandaloso, ¿Podría ser la reciente caída en desgracia de un diamante de la temporada el escándalo más condenatorio de todos?.
La luz de las velas inundaba el inmenso jardín de la familia real en donde se realizaba el primer baile de la corona inglesa como continuación de los tradicionales encuentros que se llevaban a cabo en cuanto comenzaba la caza de maridos por parte de las debutantes.
Admiraba con interés las muchas parejas bailando en la pista de baile mientras su brazo estaba enganchado al de su hermano mayor quien no dejaba de molestarle por la situación con dicho caballero que no dejaba de robar sus pensamientos y muchos de sus suspiros.
— Para de una vez por todas, me iré lejos de ti si no te detienes de una vez por todas — se quejó la princesa, ya bastante tenía con Simon molestándole y advirtiéndole a cada rato sobre el que se suponía que era su amigo.
— Perdona, hermana. No siempre tengo la oportunidad de que algún caballero se fije en ti, si tan solo supieran en qué se están metiendo — el joven príncipe negó varias veces — ¡Auch!, Del... Para de ser tan burra.
— Burra tu madre verdadera, iré a buscar a Jane, tú deberías ir por allí a buscar pareja para que te vayas de una vez.
— Soy más hijo de mi madre que tú, princesita.Delilah contemplaba las miradas embelesadas de las personas a su alrededor ante las nuevas luces brillantes que adornaban todo el jardín real, algunos bailaban al son de la música con los fuegos artificiales de fondo.
— ¿Por qué pareciera que frente a todas estas luces, es usted la única que logra brillar más que todas ellas ante mí? — podría reconocer ese tono en cualquier lugar, así tuviera los ojos tapados.
— ¿No cree que exagera un poco, mi Lord?.
— ¿Con usted?. Nunca, Princesa.
El vizconde no dudó en tomar su mano y dejar un beso en el dorso de la mano de la princesa, los nervios se volvieron mariposas que no paraban de revolotear en sus estómagos como cada vez que estaban juntos y los roces hacían presencia.
— Es deslumbrante como siempre, Delilah.
— Usted no se queda atrás, Anthony.
Las personas a su alrededor miraban a la joven pareja y cada interacción que había entre ellos, era obvio que la relación entre ambos iba a ser una realidad para el final de la temporada o eso era lo que apuntaban las apuestas que rondaban en las reuniones de Lady Danbury y en los salones de caballeros, el Vizconde y la Princesa se casarían y más vale que así fuera pues muchos perderían dinero.
— ¿Crees que terminen juntos? — preguntó Charlotte a su amiga, Agatha soltó una carcajada.
— Majestad, esos dos ya están juntos, solo falta que se den cuenta.
— Me gusta para mi niña. Será una buena incorporación para la familia.
— Eso ya lo veremos, hay que recordar que sigue siendo un hombre, puede ocurrir cualquier cosa.
Jane miraba desde unos cuantos metros la interacción entre ambos como si fuese la obra más emocionante que alguna vez hubiese presenciado, era el surgimiento del amor entre su mejor amiga y el hombre perfecto para ella. ¿Acaso había algo mejor?.
Los susurros que antes estaban dirigidos para ellos cambiaron de dirección al ver al diamante de la temporada acompañado de uno de los solteros más codiciados y curiosamente también el mejor amigo de la princesa.
— ¿Esos son ...?.'
— El Duque de Hastings y la señorita Bridgerton — escucharon cerca a ellos.
Delilah estaba segura de que el cuello de Anthony dolería la mañana siguiente después de haber volteado tan bruscamente al querer comprobar lo que había escuchado. ¿Es acaso esto una broma pesada o simplemente Simon quería cobrar venganza por estar cortejando a Delilah?.
— Esto es nuevo — la voz de la chica a su lado logró sacarle de su ensimismamiento momentáneo — parece que alguien ha logrado domar al incasable.
— Si es nuevo... Y debe acabarse — dijo dirigiéndose a la pareja que se dirigía a la pista de baile.
— Anthony — la mano de Delilah le detuvo — ¿Quieres dar un paseo conmigo?.
Sus ojos recorrieron el rostro de ella, el brillo que salía de sus ojos y la sonrisa que adornaba su cara acompañada de las mejillas sonrojadas hizo que toda su atención cayera en ella y en cómo su mano se ajustaba perfectamente a la suya ignorando completamente a las miradas curiosas sobre ellos. El drama con su hermana quedó atrás cuando el mismo sujeto de vuelta su mano sintiendo su calidez disimulada por el fino guante de seda que se interponía entre él y sentir su piel, deseo sentir su calidez directamente.
— Delilah, ¿Cómo podría yo negarle algo a usted?.
Luego se preocuparía de darle una paliza al que se suponía era su mejor amigo, por ahora lo más importante era la chica que colgaba de su brazo y que no paraba de contarle historias sacándole las más genuinas carcajadas.
