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𝟏𝟖𝟏𝟑,

Querido lector, ha llegado el momento de hacer nuestras apuestas para la inminente temporada social.

Hoy es un día muy importante a la par que aterrador para algunas, hoy es el día en el que las jóvenes casaderas de Londres se presentan ante su majestad la reina y sus dos hijos menores, que Dios las asista.

Lo único relevante es la reacción de la familia real, un atisbo de desagrado por parte de algún miembro real y el valor de la joven cae por los suelos.





Delilah observaba con burla cada uno de los gestos que Jane, su dama de compañia, realizaba a la vez que soltaba una de sus ocurrencias mientras la peinaba, esa misma mañana seria la presentacion de las debutantes de Londres ante su hermano Ethan, su madre y ella lo que significaba el comienzo de la temporada social de 1813.

- Listo, princesa - comentó su amiga - no es por parecer egocéntrica ni mucho menos, pero definitivamente soy la mejor en mi trabajo.

- Si que lo eres Jane - su cabello estaba recogido y con pequeñas perlas esparcidas y una tiara - me ha gustado mucho.

- Es hora del vestido - era de un blanco impoluto con bordados en color oro - hoy brillará ante la sociedad.

Era la primera vez que se presentaba en sociedad oficialmente, su padre había insistido en que se presentara y así podría encontrar a alguien con quien compartir su vida.

Con cada paso que daba los trabajadores con los que se encontraba hacían una reverencia, ella solo se limitaba a sonreír. Faltaban tan solo unos cuantos minutos para que las debutantes pudieran pasar directo al juicio final, sabía que su madre sería exigente con ellas y para mala suerte de las pobres jovencitas aquello significaba el final de su temporada.

A diferencia de las debutantes, ella se encontraba en un salón diferente junto a Jane que revisaba que todo en ella estuviese en orden, mentiría si dijese que no estaba nerviosa, su pie golpeteando el suelo insistentemente era prueba de aquello.

- Es la hora - le avisaron antes de que el silencio se apoderaba del lugar.

- Estarás bien - intentó animarla su dama - solo sonríe y los maravillaras.

Jane organizó la gran cola con la que el vestido contaba, respiro profundo en un intento fallido de que los nervios abandonaran su cuerpo.

- La princesa Delilah Everleigh de Inglaterra - anunciaron al otro lado de la gran puerta que la separaba del resto de las personas.

Las puertas se abrieron ante ella, todas las miradas se centraron en la princesa, su madre la esperaba de pie al final de la larga pasarela.

Entrelazo sus manos nerviosa, comenzó a caminar con la espalda recta y la cabeza en alto tal cual su institutriz le había enseñado, una brillante sonrisa ocupaba su rostro mientras su mirada se mantenía fija en un solo lugar, su madre.

Al estar frente a la reina ésta le tendió su mano para ayudarla a subir los pocos peldaños al asiento que estaba al lado derecho de él de ella, su hermano Ethan estaba al otro lado se su madre. En cuanto el monarca tomó asiento sus hijos la copiaron.

Delilah soltó un bufido aburrida, sus mejillas dolían de tanto sonreír a las jóvenes casaderas, las cuales no eran precisamente pocas, intentando darles un poco más de confianza, incluso su madre había perdido su postura recta y la sonrisa que en algún momento de la mañana se había perdido y había sido reemplazada por una notable mueca de desagrado.

- La señorita Daphne Bridgerton presentada por la honorable viuda Vizcondesa de Bridgerton.

La debutante comenzó su recorrido, al igual que con las demás Lila le dedicó una sonrisa ande de mirar a su madre y que está asintiera, a diferencia de las anteriores, Dapne había llamado la atención de su progenitora y como lo supuso desde el momento en el que había comenzado a caminar, el favor de la reina.

Tanto ella como su madre se acercaron a la Bridgerton que hacía una reverencia.

- Incomparable, querida- habló la reina para después dejar un beso en su frente.

Cuando su madre se separó de la rubia ella tomó su lugar, le dio un pequeño abrazo y dejo un beso en sus mejillas.

- Nos veremos pronto, Daphne Bridgerton  - le dijo la pelinegra para después volver a su lugar, sintió pena por las demás debutantes que irían después de la Bridgerton.

Había dos cosas que rondaban por la cabeza de Anthony Bridgerton, la primera era que su hermana menor estaba recibiendo la atención que se merecía y la segunda, la encantadora sonrisa de cierta pelinegra perteneciente a la familia real.

ᴛʜᴇ Qᴜᴇᴇɴ'ꜱ ᴅᴀᴜɢʜᴛᴇʀWhere stories live. Discover now