📚Trato a un lado📚

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Conduzco por la calle mientras soy guiada por Jace.

— Gira a la izquierda en el próximo cruze —avisa desde el asiento del conductor.

— Eres un GPS genial —comento divertida.

— Lo sé, pero no quisieron poner mi voz como modulador, dijeron que podía entretener a las conductoras guapas y causar un accidente.

« Claro, con la voz moja bragas de estos hombres cualquiera choca mientras conduce. »

— Debes tener un gran peso sobre tus hombros, debes estar cansado de cargar el enorme ego de tu cuerpo —Me burlo.

— No, para nada, puedo soportarlo.

Ruedo los ojos ante su comentario y veo el cruze que me indicó, girando a la izquierda.

— Oye, extraoficialmente hablando, ¿estás bien? —Su voz cambia a una preocupada y le miro de reojo por unos instantes.

Parece sincero.

Vuelvo mi vista al frente y siento la tristeza cundir mi cuerpo.

— La verdad...no —admito.

— Oye, si quieres hablar, aquí estoy yo, y no solo yo, mis hermanos también estarán para ti en lo que necesites —aclara.

Y por alguna razón, le creo.

— Ahí —avisa señalando una cafetería y estaciono.

Me sorprendo al notar que estamos frente a una cafetería, ordinaria y corriente. Bajamos de mi coche y yo rodeo el auto, aun impactada.

— ¿Por qué tan sorprendida conejita? —Jace parece divertido al ver mi expresión.

— No esperé algo tan...¿normal? —admito.

Me imaginé que terminaríamos en algún restaurante de lujo o algo parecido.

El castaño se encoge de hombros y coloca una de sus manos en mi espalda baja, incitándome a caminar al interior del establecimiento.

— Aunque no lo creas, aquí venden las hamburguesas más deliciosas de toda la ciudad —aseguró con firmeza.

Arqueé una ceja hacia él.

— ¿A caso has probado cada sitio donde venden hamburguesas de la ciudad como para decir algo así?

— Pues sí, a menos que hayan abierto uno nuevo en la última semana.

— Woow, ¿como te mantienes... —Le doy una ojeada a su apetecible cuerpo—, así? —culmino y una de sus comisuras se eleva ante mi descarado escudriño.

— Mucho ejercicio y buenos genes —responde—. Tú ya sabes el secreto, sueles comer mucho y tienes un cuerpo de infarto.

Me llevo una mano al pecho, indignada.

— Yo no como mucho.

— Veremos si dices lo mismo cuando tengas una jugosa y caliente hamburguesa ante ti.

Mi boca comenzó a salivar solo de imaginarlo.

Vale, si, como mucho pero quemo calorías, por algo tengo que salir a correr toda una vuelta a la manzana antes de ir a la uni.

No soy mujer de dieta, si me ponen a elegir entre correr o comer liviano, te preguntaría cuanto quieres que corra.

La campanilla de la cafetería emite aquel sonidito cuando ambos pasamos y en seguida quedan en mi campo de visión los dos hermanos restantes.

— Bienvenida Bombón —saludó Efren, tomando mi mano y besando mi dorso de manera galante cuando estuve frente a él.

— ¿Cómo has estado en estos días mi Luna? —pregunta Izak sacando una silla para mí a su lado.

La Reina de los AraxWhere stories live. Discover now