📚Redada📚

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No puedo creerlo. Estos tipos ya me estaban ayudando antes de que llegara.

— Me siento estafada —murmuro y Efren ríe mientras sus hermanos van de aquí para allá buscando cosas.

— Tranquila, ahora solo debes esperar —sugiere.

— No —Lo miro fijamente—. No pienso quedarme de brazos cruzados.

— Es muy peligroso —menciona Izak deteniéndose a nuestro lado y guardando un revolver a su espalda—. No queremos que te expongas.

— No puedes participar en una redada ilegal —aclara Jace pasando por mi derecha y le arrebato su arma, guardándola tras mi espalda como lo había hecho Izak.

— Amo cuando me dicen que no puedo hacer algo —Una de mis comisuras se eleva—. Yo no estoy bien de la cabeza, ya deberían saberlo.

Jace mira a sus hermanos y los tres parecen estar comunicándose por telepatía o en un idioma de miradas de la cual no soy partícipe.

Luego de un par de segundos de silencio los tres asienten con la cabez a la vez.

— De acuerdo —El pelinegro dicta la desición—, pero no puedes separarte de nosotros, aun estás herida, recuérdalo.

Luego de mi asentimiento se ven mas tranquilos.

— Bien, ahora deberías ir a casa, Luna —Izak se acerca y besa mi frente—, pasaremos a recogerte a las siete.

— La próxima será una cita y no una redada —comenta divertido Jace.

— Si no van les juro que... —Los señalo acusadora y Efren baja mi mano.

— Nunca te mentiríamos —asegura—, no levantemos sospechas, solo di que estabas cansada del hospital y volviste a casa, ¿está bien?

Solo logro dar un asentimiento de cabeza y dirigirme a la puerta.

No me queda más remedio que confiar en ellos.

(...)

Por lo menos puedo decir que son puntuales, a las siete en punto estaban frente a mi casa en una furgoneta negra, al ir avanzando en la carretera se nos unieron dos más.

En la que íbamos nosotros cuatro nos trasladábamos con cinco hombres más, todos vestidos de negro.

Lo irónico es que conversaban sobre trivialidades, como si no estuviésemos a punto de atacar un almacén que posiblemente esté vigilado.

— Tranquila, Bombón —Efren colocó una mano en mi pierna en señal de apoyo—. Recuperaremos a Karol.

— No estoy nerviosa —admito.

— ¿Entonces hay algo más que te preocupe? —cuestionó Izak.

— No, solo... —di un pequeño suspiro—. Gracias por esto.

— Eres nuestra novia, Reina —Jace me guiñó un ojo—, quien se mete contigo tiene un cartel de muerte sobre su frente —aseguró.

— Si, cierto, soy su novia —froté mi cien y el castaño rió.

— No será tan malo como piensas —comentó.

— ¿Ah si? Y dime tú, ¿cómo será?

Los tres se miraron entre ellos y luego a mí.

— No será facil Luna —admitió Izak—. Somos tres hombres con los que tendrás que lidiar, habrán peleas, celos, no somos empáticos y no sentimos de la misma manera que las personas normales, y eso nos hace mejores.

Jace, sentado a mi izquierda, besó mi mejilla.

— Mira los beneficios conejita, tienes a tres hombres que te idolatran como a una diosa, te aman como lo más precioso del mundo y mataríamos a cualquiera que se atreva a tocarte el más mínimo cabello.

La Reina de los AraxTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang