📚Huir no es opción📚

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No puedo creer que esté frente a Izak, pero los únicos que podrían hacer algo efectivo serían ellos.

— Hermano, ¿quién es? —cuestiona desde dentro la voz de Jace.

Le veo acercarse a la puerta y se detiene al lado de Izak.

— Cállate —hago una mueca.

Pero venga ya, es Jace, callarse nunca está dentro de sus planes.

— Vaya, vaya, no pensé que regresarías tan pronto conejita, ¿qué fue lo que nos dijiste en el bar? —sujeta su barbilla como si estuviese pensando algo a profundidad—. Oh, si —chasquea sus dedos—. No querías volver a vernos y que no...

— Lo siento —bajo mi vista al suelo y muerdo mi labio inferior, ansiosa—. Ese día, solo me asusté.

— Joder, si que es buena —comenta el castaño y lo observo confundida.

— Pobre Efren si ha tenido que aguantarse esa faceta mientras le da clases —Izak ríe y yo sigo sin comprender. Su mirada se posa en mí—. Luna, sé que en ese momento te asustaste, tampoco fuimos los más sutiles, pero dijiste lo que quisiste decir.

— Necesito su ayuda —Lo corto yendo directo al grano y él asiente con su cabeza.

Mira a su hermano mayor y este se encoge de hombros.

— Entra —ordena el rubio y ambos se hacen a un lado dándome paso libre entre ellos.

Pasé muchas dificultades para que el director pudiese darme la dirección de la casa de Efren, no imaginé que los tres vivirían aquí.

Literalmente en cuanto supe donde vivían me quité los sueros y salí de ese maldito hospital.

Miro alrededor, el apartamento es enorme, las paredes son de un color gris y los amueblados son de cuero negro.

« Como sus almas. »

Una sala amplia con una gran TV en la pared, un balcón con lo que parece un jacuzzi, la cocina está a mi izquierda, bien equipada y cuenta con un gran desayunador, como esas barras que hay en los bares.

Veo a Efren sentado en esta con una computadora al frente y una taza de café a un lado, parece muy concentrado en lo que hace.

— Ef —Lo llama Jace—. Mira, una pequeña Reina ha venido a visitarnos.

Efren voltea con el ceño fruncido y se sorprende al verme ahí.

— Que agradable sorpresa —comenta, su rostro se matiene serio pero sus ojos cobran un brillo de diversión—, pensé que no querías volver a vernos.

— Ayúdenme —pido.

Jace e Izak caminan hasta quedar a un lado de su hermano -quien se ha puesto de pie- y de frente a mí.

— ¿Ayudarte con qué? —cuestiona el pelinegro.

Suelto un largo suspiro.

— Ayúdenme a ubicar a mi amiga y a rescatarla.

— Bombón, no sé si te hayas dado cuenta, pero dirigimos una cadena de hoteles mientras tu padre una empresa de seguridad, ¿no es más factible ir a pedirle esto a él? —Efren me mira dudoso—. No podemos aportar mucho.

Debía explotar aquella bomba y decirles lo que sabía, luego me ocuparía de las justificaciones.

— Mi padre no puede salirse del marco de lo legal, para poder actuar debería pedir colaborar con la policía y esperar a esta, sé que quien secuestró a Karol es alguien poderoso y tendrá comprada a la police.

La Reina de los AraxWhere stories live. Discover now