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En el mundo de la hechicería siempre existirá un balance perfecto; los más fuertes y los más débiles. Aunque el usuario naciera con una gran técnica, si este no supiera controlarlo, automáticamente sería juzgado como un desperdicio. Por lo cual, en el periodo de Heian se decidió que los clanes que tuvieran mayores logros y que mantuvieran una posición sólida, serían los más fuertes entre todas aquellas familias de hechiceros.

Gojo, Mikan, Zenin y Kamo.

Cuatro apellidos que destacaron en esa época y los cuales algunos de ellos seguían siendo los más prestigiosos por las técnicas que los usuarios poseían.

El clan Kamo y clan Zenin le daban una gran importancia a las técnicas malditas y a la posición social dentro del mundo del jujutsu; hasta el punto de rechazar a todo aquel que no contara con su técnica propia o no fuera lo suficientemente fuerte, incluso si estos eran parientes consanguíneos.

Mientras que en el clan Gojo no existía aquella preocupación, ya que sus usuarios heredaban con los años una gran técnica llamada maldición ilimitada, la cual iba de la mano con los seis ojos. Por lo cual no existía ningún interés en ganar el título de ser los más fuertes, ya que ellos siempre fueron conscientes de que lo eran sin necesidad de demostrárselo al mundo de la hechicería.

Y por último, el clan Mikan. Antes de que este fuera proscrito, se destacó en el mundo del jujutsu como peligroso debido a la técnica hereditaria, a pesar que estos no llegarán ni al nivel del clan Gojo se sabía a la perfección que debían de mantener cuidado con los que heredaban la técnica innata junto con el poder de la inmaterialidad. La técnica innata le permite al usuario hacer coincidir habilidades, es una técnica que comienza cuando el hechicero golpea al contrincante o se lastima de cualquier manera que deje una marca, esto puede ser demasiado ligero como rasparse una rodilla o tan severo como perforar algún órgano vital, gracias a aquellas marcas el usuario puede ganar habilidades si es que este lo permite, básicamente si la persona decide adquirir aquella habilidad o no. El heredero a la técnica podría sufrir cortes en su cuerpo haciendo que de inmediato ganara la habilidad de realizar aquellos cortes como la técnica del clan Kamo o similares al rey de las maldiciones; si el heredero sufría golpes de conmoción por una persona que tuviera un gran talento físico, podría adquirir esa maldición celestial como alguna vez lo fue Fushiguro Toji. Mientras que también portaba el poder de la inmaterialidad el cual le daba oportunidad al usuario de salir del rango de la vista humana, ocultarse por cierto tiempo y poder andar por las calles sin la preocupación de ser visto. Al igual que todo ser vivo que tocaras, podría hacerse invisible junto contigo. Definitivamente era una gran dupla para las personas que simplemente escuchaban las cosas positivas de ella, pero era todo lo contrario.

El usuario recibía daño a medida que adquirían las habilidades, si sobrestimulaba de más aquel poder se duplicaban los cortes. Si inicialmente recibió un corte, su propio cuerpo iba haciendo más cortes hasta llevarlo a la muerte o quedar herido de gravedad, por lo cual limitaba por completo la técnica. Si el usuario recibió solo un golpe, el mismo podría recibir una serie de golpes a medida que lucha contra su contrincante. Y también existía la desventaja que a veces el usuario no se adaptaba a aquella habilidad por lo cual si la técnica del contrario estaba en un 100%, solo el hechicero con la técnica innata tomaría un 90% o hasta un 0% de ella.

El poder de la invisibilidad era el más sano de todo aquel conjunto, ya que este no hacía daño sobre el usuario si lo usaba por demasiado tiempo.

La técnica innata y el poder de la invisibilidad no había surgido desde hace más de una década. Se creyó que pasaría por la primera hija de la séptima generación de los Mikan debido a que se tenía la creencia que solo lo heredaban las primogénitas de cada familia debido a que anteriormente, solo los heredaban las primeras hijas, pero surgió lo opuesto hace 27 años, cayendo en la segundogénita.