Beso en el sofá.

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Sus manos la acarician, sus pensamientos acelerados se fracturan bajo sus dedos y, de repente, está desesperado.

Necesita deshacerse de la voz en su cabeza. La necesita a ella y el placer que le proporciona.

Sus manos se tensan en sus caderas y la lleva de vuelta al sofá.

Luego la empuja hacia abajo en él, levantando la fina seda de su vestido.

Ella lo recibe como siempre, sus piernas envolviendo sus caderas, el calor húmedo entre sus muslos presionando contra su bragueta.

— Dios, esto es tan bueno —susurra en su oído, sus manos acariciándolo suavemente—. Vamos despacio. No hay necesidad de apresurarse.

Pero él no quiere despacio. No quiere suave. Quiere un deseo ardiente y fuerte.

Ella separa las piernas mientras él rasga su vestido.

Su cuerpo es hermoso, su piel pálida es tan suave. Es perfecta, tan perfecta. Él baja la mano para desabrocharse la bragueta, pero ella se sienta, sus manos cubriendo las suyas. Sus ojos están llenos de calor y algo más, algo que no puede entender.

23 Historias de BesosWhere stories live. Discover now