-¿Qué fue eso Penny?-hablo graciosa-¿Dónde está la Penny de hace unos días? Penny-gritaba Ana-Penny, ¿dónde estás?

Esta mujer de verdad que estaba loca-aquí estoy-reía con ella-solo que te mereces que te digan lo que vales.

-Gracias-hablo ella-de verdad te hace bien que venga tu amiga-sonrío-cuanto daría yo por tener una mejor amiga así.

-¿No tienes amigos ni familia?-hablé sorprendida. Ciertamente nunca había visto ningún familiar de Ana acá, siempre estaba sola. -Digo, no quiero ser entrometida.

-No, creo que lo más cercano a una amiga que he tenido en toda mi vida eres tú-habló avergonzada- no tengo familia, los doctores Lawrence me recogieron de la calle y me ayudan, cuando salga de aquí tengo que trabajar para mantenerme y así sacar mis estudios, he ido sacando mi secundaria por internet, solo me queda este año y me graduó-explicó.

-No sé qué decir-hablé avergonzada.

-Tranquila, no digas nada. Ya me acostumbré-hablo más bajo.

-No, no. Sólo que te admiro, para llevar la vida que llevaste y que estés aquí con ganas de superarte. Yo que he crecido con todo a mí al rededor y no agradezco nada.

-Suele pasar Rubia-sé que pensó en voz alta porque se quedó con una cara de...no me mates...-lo siento-rio

-Tranquila, suelen llamarme así siempre-hablé riendo.

-Pero yo más creo que no eres de esas rubias cabeza huecas-habló mientras se colocaba sus dedos en el mentón como analizando.

-Eso es solo un estereotipo, aunque si hay una que otra puesta al camino-reí.

Hablamos uno que otro rato más y cuando nos dimos cuenta era demasiado tarde y nos quedamos dormidas en mi cama, hasta que Christian apareció en mi cuarto, tocando la puerta.

-¿Qué quiere?-hablé.

-¿Está aquí Anabelle?-preguntó asomando un poco la cabeza.

-Que te imp...sí, está aquí.

-Es prohibido que los pacientes duerman en sus cuartos.-explicó entrando sin importar que yo estuviese en la puerta y en pijama.

-¿Qué te pasa? No puedes entrar así como si fuera tu habitación-hablé un poco más fuerte pero tratando de que Ana no despierte.- ¡Sal!

-No voy a salir Penélope, y cálmate no es para tanto.-avanzó hasta la cama donde estaba Ana profundamente dormida y los folletos de los talleres en el piso.- ¿Qué estuvieron haciendo?-pregunto revisando y recogiendo los papeles del piso.

Lo ignoré, sé que si le respondía lo haría de mal forma y era mejor callar.

-Quién calla, otorga-habló.

-Vete al infierno Christian. –ups, es que a veces no controlo mi lengua.

El solo tomo aire como para tratar de calmarse y despertó a Ana para que se fuera a su habitación, lo más extraño es que le habló demasiado suave y calmado, como cuando se quiere despertar un niño.

Ana se levantó, me sonrió y salió de la habitación.

No puedo negarlo, sentí una punzada de dolor en mi pecho, ¿celos?, ¿envidia? No lo sé.

Me quedé de pie ahí esperando que él se fuera, solo me miro y salió, pero segundos después volvió a aparecer.

-A Ana hay que levantarla así, le dan ataques de pánico cuando se despierta, en algunas ocasiones-explicó para salir y cerrar la puerta.

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