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Rihanna

Mi vida desde que lo dejé con mi ex pareja fue en decaída. No salía de mi habitación y aún menos de mi casa. Estar con esa persona habían sido todo lesiones, acoso, y agresiones físicas. Agatha y la gente de mi entorno han estado ahí para mí en todo, apoyándome y animándome de dar el paso a ir a denunciarlo, pero nunca fui capaz. Tampoco fui capaz de decirle que no cada vez que volvía a mi vida. Hasta que pude ser fuerte y no dejarlo entrar más. Volví a ser feliz, a pesar de que las pesadillas me perseguían.

☆☆☆

Prometo que no me gustan los sonidos fuertes, pero oigo el motor de un coche y soy la primera que se gira a mirar. Me encantan los motores, y tanto y que no lo parece. Mi mejor amiga fue la que me metió en el mundillo, todos sus novios han tenido algo que ver con el mundo del motor. Tenían moto, practicaban el deporte… Lo que fuera. Ella siempre seguía los motores. Yo, mientras ella se detenía en rizarse el pelo con su dedo y pintarse los labios, me preparaba para salir. Con ella, claro.

–¿Ya estás? Nos esperan abajo –rueda los ojos Agatha.

–Vooooy.

–Se me olvidaba decirte, no nos vamos a la discoteca.

–Vale…

–¿Te acuerdas de Mateo?

–Claro, tu rollo.

–Ya no es rollo y nos vamos a verlo –me giré a mirarla. ¿A verlo a donde si eran las diez de la noche?

–¿A dónde, tía?

–... Va a correr. Carreras con el coche que hacen. Se apuestan una pasta.

–No me digas que son las ilegales.

–... Sí –dijo con carita de cachorrito y un hilo de voz.

–Joder, Agatha.

–¡Sera guay! Verás coches guapos. Y chicos guapos… –sonríe.

–Bueeeno…

–¡Te amooo! –me abraza y me arrastra escaleras abajo, donde, en la puerta aparcado, veo un coche deportivo increíble.

–Hostia… –digo al verlo. Un Supra. Precioso.

–Me alegro de que os guste, espero que no me lo destrocen… –sonríe Mateo.

–¿Pueden rompertelo?

–Se supone que no, pero yo ya me espero de todo, hay un nuevo contrincante hoy.

–Claro.

No nos demoramos más y nos subimos al coche, rugía y petardeaba. Era una pasada. Llegamos a una explanada donde habían más vehículos similares aparcados, los cuales todos llevaban la matrícula tapada.

–¿ESO ES UN MIATA?

Llevaba años soñando con tener un Mazda Miata.

–¡Lo es! –me dice la propietaria con una enorme sonrisa–. Me llamo Raela, por cierto.

–Encantada.

–¿Y el nuevo? –pregunta Mateo mirando al resto.

En ese momento unos faros se encendieron y un coche de color negro apareció de entre las sombras. Un McLaren. Uno de los fuertes.

–Guau.

–Hostia… –suelta Raela por lo bajo. No parece gustarle mucho ese coche.

Del coche salió el piloto, llevaba un casco negro, con la visera tintada, no podía verse su cara.

–Este no es nuevo –dijo otro de los que estaban ahí–. Lo han visto en Inglaterra haciendo lo mismo, es muy bueno.

Todos lo miraban. Llevaba una sudadera negra y unos vaqueros rotos del mismo color.

ᴀᴅɪᴠɪɴᴀ ǫᴜɪᴇɴ sᴏʏWhere stories live. Discover now