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desnúdate ante mi, sin vergüenzas ni dudas, por qué te aseguro que cada parte de ti, me tiene loco, del libro perfectos mentirososmurmuró la voz grave del profesor.

Hyunjin asintió mientras con su bolígrafo de punta fina termina de escribir el párrafo que su profesor de literatura les ha dictado.

—¿de que creen que trata esta novela?— pregunto el hombre sentándose sobre su escritorio.

—¿de que debemos amar nuestros cuerpos y el de las demás personas ya que no tenemos siquiera el derecho de juzgarlos?— se aventura a decir el chico gordito.

—sobre todo tu Hwang— murmura uno de sus compañeros haciendo que los otros se burlen.

El castañito solo se encoge en su asiento y siente ganas de llorar pero no puede, no quiere darles ese gusto a los matones de su salón, a pesar de que muchas veces lo han logrado.

—¡silencio!— sentencia el profesor— por lo menos el señor hwang tuvo la molestia de leer el libro no como los demás que no saben siquiera el nombre del autor.

Las risas paran, y con ello el timbre suena por toda la sala, el descanso finalmente ha llegado.

—esta vez te salvo el señor choi pero no siempre habrá quien te defienda, jodido gordo— llega a decir Taeyong mirándolo molesto.

—ya lárgate Taeyong, no querrás acabar con el ojo morado como la última vez— le amenaza minho.

El chico de cabellos morados lo desafía con la mirada y después suelta una risa socorrona.

—ten cuidado minho, ahora ya no tienes a tu noviecito para salvarte ni siquiera a la bola de grasa— es lo último que dice.

Hyunjin siente su naricita picar y sabe que está llorando pero no se atreve a alzar la mirada por qué sabe lo que dirá minho.

—hyunjin-ah es hora de ir a la cafetería— habla el pelinaranja con voz bajita.

—n-no quiero salir, lili hyung, quiero quedarme aquí— susurra.

—¿que es lo que te pasa pequeño pastelito? ¿te sientes mal? ¿quieres que le hable a tu mamá?— pregunta minho preocupado.

Hwang niega a todo, a pesar de que estaba de acuerdo con empezar una dieta, todo le jugo en contra por qué fue muy difícil adaptarse a esa nueva etapa de su vida, el cuerpo le dolía de tanto ejercicio, su barriguita siempre gruñía por el hambre, había sido una semana muy larga para el pero en cuanto llegó el fin de semana no tuvo la fuerza de voluntad necesaria para seguir y eso lo llevó a tener atracones en las madrugadas.

—quiero estar solo hyung— murmura colocándose sus audífonos.

—¿seguro bebé?— vuelve a insistir lee.

—mhm— responde simplemente— cuando termine el descanso ¿podrías traerme una botella de agua? en realidad no quiero salir.

—claro que si precioso, cuenta con ello— dice minho antes de salir.

Cuando finalmente se queda solo se permite secar las traviesas lágrimas que acariciaron sus gorditas mejillas, su naricita está roja y sabe que se debe al clima que cambia por las mañanas y al mediodía, justo ahora hace algo de frío.

—uhm ¿dónde lo abre puesto?— se pregunta así mismo mientras rebusca entre su bolso su gorrito.

Cuando finalmente lo encuentra lo acomoda entre cabellos castaños y cuando está a punto de seguir con su labor de escuchar música puede ver qué alguien entra a la sala.

—¡tú!— señala el chico peligris—¡tú eres hyunjin!

Asiente confundido.

—¿y tú eres?— pregunta, la cara del chico se le hace conocida de alguna parte.

𝐏𝐑𝐄𝐓𝐓𝐘 𝐁𝐎𝐘Donde viven las historias. Descúbrelo ahora