Preludio: El engaño de las expectativas

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Existe una frase que reza:
"No hay mayor engaño que el de tus expectativas".
Qué profunda verdad se oculta tras estas palabras.

Hoy, al echar la vista atrás,
me provoca una sonrisa irónica ver
cuán ingenuos fuimos en nuestros primeros años.

Recuerdo haber dicho:
"A los veinticinco,
estaré casado con el amor de mi vida,
tendré cuatro hijos,
una casa de dos pisos,
seré ingeniero o cantante.
Cuando sea adulto, seré feliz".

Con el paso del tiempo, llegaron las responsabilidades,
aunque al comienzo eran insignificantes.

En mi inmadurez,
con apenas dieciocho años,
me deslizaba por la vida como un pavo real
vanidoso por el simple hecho de pagar mis facturas;
me creía superior al ciudadano promedio,
por aspirar a una relación seria,
un hogar y un trabajo estable.

Siempre me sentí diferente,
un chico de esos que suelen tildar de "Raro".
Un chico que prefería los libros a la televisión;
los auriculares y la música a las fiestas.

De qué sirve vagar de finde en finde,
si a fin de cuentas estás hueco y vacio.

Pero eso no me hacía una especie aparte,
no pertenecia a una raza superior,
aunque así me lo creyera entonces.

Ahora comprendo que de nada vale el conocimiento,
si este no transforma tu actitud.

Allí estaba yo,
con las hormonas alborotadas
como en las novelas de "El Marqués de Sade",

Los sentimientos desbordados
como los textos de "Gabriel García Márquez",

Los problemas reflejados
como las letras de "Charles Bukowski"

Y la estabilidad emocional y psicológica
de una obra de "Edgar Allan Poe".

Creí haber alcanzado la cima de mi madurez,
pero aún seguía viendo el mundo en blanco y negro.
Seguía soñando con un amor de cuento,
como aquellos que nos pintó Disney desde pequeños,
seguía nutriéndome de utopías varias,
seguía ansiando esa vida de película que en la infancia imaginé.

Y no digo que sea malo soñar,
pero cuando sueñes,
no te olvides de que también es necesario mantenerse despierto.

Cuanto más grande la ilusión,
más enorme será la decepción.

La vida te someterá a su fuego implacable
y te demostrará que nunca estaremos completos,
siempre habrá otra lección.

¿Alguna vez has escuchado aquel dicho que dice:
"Siempre escucha a tu corazón"?

Razón que solemos aplicar en nuestras vidas.

El origen de muchas catástrofes.

De mi catástrofe.

Jeremías 17:9 dice:
"Engañoso es el corazón más que todas las cosas,
y perverso;
¿Quién lo conocerá?"

Qué inmensa felicidad produce seguir a tu corazón.

Qué felicidad tan efimera.

Esa lección la aprendí por las malas.

Hoy en día, lo único estable en mi vida
son las ojeras y el mal humor.

Quizás discrepemos en cuanto a este tema,
tú que me lees y yo.
Quizás puedas darme muchos motivos y razones por los cuales escuchar a este órgano palpitante
es una buena opción.

Esta es solo mi opinión:
"Sigue a tu cerebro, el corazón es muy pendejo".

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