28¬DEATH AND LOVE

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↻Muerte y amor

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━━━━━━━EL MARTES, HARRY, ALICIA, RON Y HERMIONE SE ENCAMINARON HACIA LA CABAÑA DE HAGRID a la hora de Cuidado de Criaturas Mágicas, bien abrigados para protegerse del frío. Estaban preocupados no sólo por lo que a Hagrid se le habría ocurrido enseñarles, sino también por cómo se comportaría el resto de la clase, y en particular Malfoy y sus amigotes, si los observaba la profesora Umbridge.

Hagrid no presentaba una imagen muy tranquilizadora: los cardenales estaban en ese momento matizados de verde y amarillo, y algunos de los cortes que tenía todavía sangraban. Para completar aquel lamentable cuadro, llevaba sobre el hombro un bulto que parecía la mitad de una vaca muerta.

—¡Hoy vamos a trabajar aquí! —anunció alegremente a los alumnos que se le acercaban, señalando con la cabeza los oscuros árboles que tenía a su espalda—. ¡Estaremos un poco más resguardados! Además, ellos prefieren la oscuridad.

—¿Quién prefiere la oscuridad? —preguntó Malfoy ásperamente a Crabbe y a Goyle con un deje de pánico en la voz—. ¿Quién ha dicho que prefiere la oscuridad? ¿Vosotros lo habéis oído?

Harry y Alicia se miraron aguantado la risa y recordando la única ocasión en que Malfoy había entrado en el bosque; aquella vez tampoco demostró mucha valentía. El azabache agarró la mano (vestida por un guante) de la rubia y ambos avanzaron detrás de Hagrid, junto a Ron y Hermione.

—¿Listos? —preguntó Hagrid festivamente mirando a sus estudiantes—. Muy bien, he preparado una excursión al bosque para los de quinto año. He pensado que sería interesante que observarais a esas criaturas en su hábitat natural. Veréis, las criaturas que vamos a estudiar hoy son muy raras, creo que soy el único en toda Gran Bretaña que ha conseguido domesticarlas.

—¿Seguro que están domesticadas? —preguntó Malfoy, y el deje de pánico de su voz se hizo más pronunciado—. Porque no sería la primera vez que nos trae bestias salvajes a la clase.

—Claro que están domesticadas —contestó Hagrid frunciendo el entrecejo y colocándose bien la vaca muerta sobre el hombro.

—Entonces, ¿qué le ha pasado en la cara? —inquirió Malfoy.

—¡Eso no es asunto tuyo! —respondió Hagrid con enojo—. Y ahora, si ya habéis acabado de hacerme preguntas estúpidas, ¡seguidme!

Se dio la vuelta y entró en el bosque, pero nadie se mostraba muy dispuesto a seguirlo excepto el cuarteto de oro. Caminaron unos diez minutos hasta llegar a un sitio donde los árboles estaban tan pegados que no había ni un copo de nieve en el suelo y parecía que había caído la tarde. Hagrid depositó la media vaca en el suelo, retrocedió y se volvió para mirar a los alumnos.

—Agrupaos, agrupaos —les aconsejó Hagrid—. Bueno, el olor de la carne los atraerá, pero de todos modos voy a llamarlos porque les gusta saber que soy yo.

Se dio la vuelta y dio un extraño y estridente grito que resonó entre los oscuros árboles. Nadie rió: la mayoría de los estudiantes estaban demasiado asustados para emitir sonido alguno. Hagrid volvió a pegar aquel chillido. Luego pasó un minuto y entonces, cuando Hagrid se preparaba para volver a gritar, Harry le dio un codazo a Ron y apretó la mano de Alicia, provocando que ella llamara a Hermione, dándole unos golpecitos en el hombro. Entonces, Harry señaló un espacio que había entre dos árboles retorcidos.

⁵Alicia y la Orden del Fénix [LRYEA]Where stories live. Discover now