2¬AN EXPELLED AND A WITNESS

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↻Un expulsado y una testigo

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━━━━━━━ALICIA Y HARRY OYERON UNOS FUERTES PASOS QUE CORRÍAN DETRÁS DE ELLOS. VOLVIERON a levantar sus varitas mágicas instintivamente para enfrentarse al recién llegado.

La señora Figg, una vecina vieja y chiflada, apareció jadeando. Alicia y Harry se apresuraron a guardar las varitas.

—¡No guardéis eso, mequetrefes! —le gritó la señora Figg—. ¿Y si hay alguno más suelto por aquí? ¡Oh, voy a matar a Mundungus Fletcher!

—¿Qué? —preguntó Harry sin comprender.

—¡Se ha marchado! —dijo la señora Figg, retorciéndose las manos—.¡Ha ido a ver a no sé quién por un asunto de un lote de calderos robados! ¡Ya le dije que iba a desollarlo vivo si se marchaba, y mira! ¡Dementores! ¡Suerte que informé del caso al señor Tibbles! Pero ¡no hay tiempo que perder! ¡Corre, tenéis que volver a tu casa! ¡Oh, los problemas que va a causar esto! ¡Voy a matarlo!

—Pero... ¿usted es...? ¿Usted es bruja? —preguntó Alicia, estupefacta. De la impresión se le había ido el dolor de cabeza.

—Soy una aquí como Mundungus sabe muy bien, así que ¿cómo demonios iba a ayudarte para que te defendieras de unos dementores? Te ha dejado completamente desprotegido, cuando yo le advertí...

—¿Ese tal Mundungus ha estado siguiéndome? Un momento..., ¡era el! ¡Él se desapareció delante de mi casa!

—Sí, sí, sí, pero por fortuna yo había apostado al señor Tibbles debajo de un coche, por si acaso, y el señor Tibbles vino a avisarme, pero cuando llegué a tu casa ya no estabas, y ahora... ¡Oh! ¿Qué dirá Dumbledore? ¡Eh, tú! —le gritó a Dudley, que estaba tumbado en el suelo del callejón en posición supina—. ¡Levanta tu gordo trasero del suelo, rápido!

—¿Usted conoce a Dumbledore? —preguntó Harry, mirando fijamente a la señora Figg.

—Pues claro que conozco a Dumbledore. ¿Quién no conoce a Dumbledore? Pero vámonos ya porque no voy a poder ayudarte si vuelven; nunca he transformado ni siquiera una bolsita de té.

La señora Figg se inclinó, agarró uno de los inmensos brazos de Dudley con sus apergaminadas manos y tiró de él.

—¡Levántate, zoquete! ¡Levántate!

Pero Dudley o no podía o no quería moverse, así que permaneció en el suelo, tembloroso y pálido como la cera, con los labios muy apretados.

—Ya me encargo yo —dijo Harry, que cogió a Dudley por el brazo y dio un tirón. Alicia se acercó para ayudarle mientras pensaba en lo sencillo que sería usar un Wingardium Leviosa.

Haciendo un gran esfuerzo consiguieron ponerlo de pie. Parecía que Dudley estaba a punto de desmayarse.

—¡Deprisa! —insistió la señora Figg histérica.—Tened la varita preparada —le dijo a Alicia y Harry cuando entraron en el paseo Glicinia —. Ahora no importa el Estatuto del Secreto; de todos modos lo vamos a pagar caro, tanto da que nos cuelguen por un dragón o por un huevo de dragón. ¡Ay, el Decreto para la moderada limitación de la brujería en menores de edad!... Esto es ni más ni menos lo que temía Dumbledore. ¿Qué es eso que hay al final de la calle? Ah, es el señor Prentice... No escondas la varita, muchacho, ¿no te he dicho que yo no te serviría de nada?

⁵Alicia y la Orden del Fénix [LRYEA]Where stories live. Discover now