—¿Geto-san se fue a una misión afueras de la ciudad de Tokio?—Pregunta la de ojos dorados mientras inclinaba la cabeza a un lado.
—Sip, una maldición matando a personas de un pueblo, aunque yo lo acabaría en un santiamén.—Dice el albino haciendo un chasquido con sus dedos con una sonrisa altanera, mientras apoya su barbilla en la palma de su mano mirando a Makima.
Makima solo sonríe ligeramente.
—Parece que tú ya no tienes problemas en vencer a maldiciones.—Dice ella mientras toma un sorbo de su taza de café.
—Por supuesto, ¿dudas de mi?—Dice el albino con una expresión de ofensa fingida.
—No... Solo que ser el más fuerte puede tener sus contras.—Dice ella mientras se levanta de su asiento y poner el dinero en la mesa de la cafetería.
—Yo no lo veo así... ¿Y a qué contras te refieres?—Dice el con un puchero molesto.
—Descúbrelo por tu cuenta.—Dice ella dándose la vuelta para irse.
Normalmente ella iba a desayunar a esa cafetería, y a veces Satoru Gojo venía y la acompañaba, claro que si este no tenía una misión pendiente.
Y también esas veces el trataba de convencerla para que se volviera hechicera.
Ella lo pensó, ser hechicera tenía sus pros y contras, y por lo que sabe por Satoru Gojo, los altos mandos también son una mierda en ese mundo. Puede tener información si se gana la confianza de los altos mandos, aunque también podía controlarlos, pero puede ser monitoreada y eso la limitaría...
...Lo está considerando...
—Señorita Makima, los niños Fushiguro ya fueron a la escuela y la joven Tsumiki desea un encuentro con usted.—Dijo un pelicastaño cuando Makima había llegado a dónde se encontraba haciendo sus experimentos, sería algo así como su base.
—Entiendo, llegaré justo para la cena, gracias Haibara.—Contesta ella con tranquilidad, mientras se saca su abrigo y lo acomoda en la espaldera de una silla.
El pelicastaño solo asintió y se retiró del lugar.
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𝑀𝑎𝑘𝑖𝑚𝑎 𝑒𝑛 𝐽𝑢𝑗𝑢𝑡𝑠𝑢 𝐾𝑎𝑖𝑠𝑒𝑛.
Fanfiction𝙷𝚊𝚋𝚒́𝚊 𝚍𝚎𝚜𝚙𝚎𝚛𝚝𝚊𝚍𝚘 𝚎𝚗 𝚎𝚜𝚎 𝚕𝚞𝚐𝚊𝚛 𝚌𝚘𝚗 𝚞𝚗𝚊 𝚊𝚙𝚊𝚛𝚒𝚎𝚗𝚌𝚒𝚊 𝚖𝚊́𝚜 𝚓𝚘𝚟𝚎𝚗 𝚍𝚎 𝚕𝚊 𝚚𝚞𝚎 𝚝𝚎𝚗𝚒́𝚊, 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚙𝚘𝚛 𝚜𝚞𝚙𝚞𝚎𝚜𝚝𝚘 𝚌𝚘𝚗 𝚝𝚘𝚍𝚊𝚜 𝚜𝚞𝚜 𝚑𝚊𝚋𝚒𝚕𝚒𝚍𝚊𝚍𝚎𝚜, 𝚙𝚎𝚛𝚘 𝚝𝚊𝚖𝚋𝚒𝚎́𝚗 𝚢...