IX

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LA BÚSQUEDA DE LA LIBERTAD
Capítulo 9

IRDISCH
A las afueras de Freies Feld

Risoku caminaba con paso lento por el terreno, dejando que su tristeza se entrelace con el susurro del viento entre los árboles. Subía a las colinas con desánimo, buscando refugio en la profundidad del bosque.

Su corazón se encontraba agobiado por la dolorosa experiencia de haber sido expulsada de su hogar por su amada abuela, Weber. La anciana, quien la había cuidado durante tantos años, no pudo soportar la noticia de que Risoku estuviera acompañando a Yuki y Kodoku, dos seres de naturaleza semidemoníaca. El miedo y el trauma del pasado habían nublado el juicio de su abuela, llevándola a tomar una decisión que llenó de tristeza el alma de la joven campesina.

Justo cuando Risoku estaba sumida en su desesperanza, escuchó su nombre en la brisa. Yuki, su amiga y compañera de aventuras, la llamaba con voz suave pero llena de preocupación. Risoku se volvió hacia ella, sus ojos reflejando el peso de la tristeza en su interior.

—¡Risoku, por favor, no te vayas! —suplicó Yuki, sus palabras llenas de cariño y sincero afecto —. Eres mi amiga. No quiero perderte, por favor.

Las lágrimas brotaron de los ojos de Risoku mientras las palabras de Yuki penetraban en su corazón herido.

—No sé qué hacer, Yuki —sollozó Risoku, desahogando su dolor —Me siento perdida... Todo en lo que creía se ha desmoronado. Solo quiero que esta pesadilla termine. A veces, hasta odio mi propia existencia.

Yuki se acercó a Risoku y la abrazó con ternura, envolviéndola en su cálido apoyo.

—Lo entiendo, Risoku. Pero no olvides que estaré contigo. Juntas encontraremos una solución y haremos un nuevo camino para ti, donde puedas encontrar la felicidad y el propósito que tanto quieres.

Risoku se aferró a Yuki, encontrando consuelo en su abrazo reconfortante. Las palabras de su amiga resonaron en lo más profundo de su ser, llenándola de esperanza en medio de la oscuridad. Poco a poco, Risoku secó sus lágrimas y levantó la mirada hacia el horizonte, donde los rayos del sol comenzaban a filtrarse entre las copas de los árboles.

En medio de la tranquilidad, un angustioso gemido de dolor resonó en el aire, llamando la atención de Risoku y Yuki.

—¿Qué fue eso? —preguntó Risoku.

—Ni idea, pero me suena familiar —respondió Yuki —. Vamos.

Sin dudarlo, se apresuraron en dirección al sonido, y allí, junto a un arroyo, encontraron a Kodoku, arrastrándose con gran dificultad.

—¡Kodoku! —exclamaron ambas al unísono, llena de sorpresa y preocupación.

Sin perder un segundo, corrieron hacia él para brindarle su apoyo. Sosteniéndose débilmente en su espada, Kodoku mostraba un aspecto desgarradoramente herido. Sus ropas desgarradas se teñían de su propia sangre, mientras sus rasguños, laceraciones y costillas rotas evidenciaban el intenso combate que había enfrentado. Su brazo izquierdo fracturado colgaba inerte y sus quemaduras y moretones adornaban su piel maltrecha. A pesar de su capacidad regenerativa, las heridas de Kodoku parecían resistirse a sanar por completo.

Yuki, consciente de los peligros que implicaba enfrentarse al rey demonio, no pudo evitar preguntarle:

—¿En qué pensabas al enfrentar a nuestro padre?

KODOKU: The First #PGP2024Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα