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LOS MONSTRUOS DE UNTERWELT PT. I
Capítulo 6

IRDISCH
A las afueras de Grosse Handelsstadt

Temprano en las horas de la mañana...

—¡Kodoku! ¡Kodoku! ¡Despierta!

Por reacción al escuchar a su hermana inquietada, Kodoku se despierta sobresaltado y alarmado. Se encuentra acostado en su cama y su hermana está sentada sobre él con una sonrisa. Él expresa una mirada disgustada, ya que no le gusta que su hermana lo despierte de esa forma ni mucho menos que esté sobre él.

—¿Qué quieres? —preguntó Kodoku fastidiado.

—El desayuno —pidió su hermana —, tengo hambre.

Suspirando, Kodoku le toma la cara de su hermana y la empuja hacia un lado de la cama para quitársela de encima.

—¡Ay! ¡Oye! —ella se queja.

—Ya voy.

Kodoku sale de la habitación, dejando a su hermana sola. Inicialmente, su hermana se siente disgustada por la forma en que su hermano la trató. Sin embargo, al rato la situación cambia y ella empieza a reírse un poco, pues al final le parece gracioso.

Kodoku llegó a la sala-comedor y se encontró con Risoku, quien estaba limpiando la mesa del comedor de la sala. Risoku sonrió amablemente al ver a Kodoku.

El pelinegro recordaba sus acontecimientos de la noche anterior, en los que tras haber derrotado al Lobo y sus abominables bestias, terminó llevando a Risoku a la segunda habitación, pues la otra había sido irrumpida por una bestia que entró por la ventana, dejando un desastre. Utilizó los muebles de la primera habitación para bloquear la ventana y pasar toda la noche en vigilancia. No recordaba el resto de su actividad nocturna y suponía que probablemente se había desmayado por el cansancio o el sueño.

—Buenos días, Kodoku —con una suavidad y una delicadeza inherentes, Risoku se aproxima a él extendiendo la bufanda roja sobre sus palmas mientras agacha la cabeza ligeramente y lo mira directamente con una sonrisa en su rostro —. T-ten, esto es tuyo. Estaba cubierta de sangre y... bueno, esta mañana me esforcé mucho para lavarlo y secarlo.

Kodoku mira la bufanda roja y la recibe —¿Lo limpiaste esta mañana? ¿Por qué?

—Tú... —las mejillas de Risoku se sonrojan un poco y su sonrisa es casi imposible de resistir —Tú me salvaste la vida. No sé cómo agradecerte y...

—No hace falta decirlo... —se aleja caminando hacia la cocina, claramente indiferente.

Tal respuesta hizo que Risoku se desanimara un poco, pero no se preocupó demasiado. A la vez, Kodoku estaba revisando el cajón donde había guardado la carne el día anterior, y con cuidado, cubría los pedazos de carne con sal y los envolvió con papel para conservar su estado y evitar que se descompongan rápidamente. Después, Kodoku tomó un trozo para cocinarlo, pero cuando estaba a punto de entrar en el horno, que estaba al lado de las gavetas, se encontró con Risoku frente a él.

—¡Oh, disculpa! —se disculpó la ojiverde con una leve sonrisa en su rostro —Es solo que estoy muy agradecida contigo que... Me gustaría ayudar en algo. —inclina la cabeza con humildad.

—¿Quieres ayudarme? —preguntó Kodoku con una ceja alzada y una mirada retadora en sus ojos.

—¡Sí, por supuesto! ¿En qué podría ayudarte?

—¿Podrías no acercarte tanto a mí? —preguntó Kodoku con seria expresión en el rostro — Me estás estorbando.

—¡Perdón! —Risoku se aparta de él con una ligera sonrisa apenada y camina hacia el comedor de la sala.

KODOKU: The First #PGP2024Where stories live. Discover now