𝐎𝐍𝐄

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La mujer pujaba con todas sus fuerzas, llevaba un rato en labor de parto, el doctor le decía que siguiera pujando pues la cabeza se estaba asomando, faltaba poco para que él o la bebé saliera.

—Te odio —le dijo la mujer a su esposo quien se rió ante eso—. ¡No te rías!

—Ya perdón —se disculpó él haciendo una mueca esta vez, su esposa llevaba apretando su mano desde hace un buen rato.

Un par de minutos después una hermosa bebe salió al mundo, esta lloraba pero no era un llanto que fastidiara, eran más quejidos que un llanto en si.

—Es una niña —dijo el doctor mientras le entregaba la bebé al padre, este miró con absoluta admiración a la pequeña.

—Milena —espetó la mujer, ella era quien había decidido el nombre de su hija.

—Si, Milena —respondió él mirando a su hija con una sonrisa.

—Les daré un minuto —espetó YooSik a su medio hermano quien asintió agradecido.

Eros se acercó a Psiqué y le dió a la bebé, la madre de la pequeña la observó con una gran sonrisa, la pequeña era preciosa.

—Tan pequeña y linda —murmuró la mujer completamente embelesada con la bebé.

—Es igual a ti —mencionó Eros.

—Por fin mis genes ganaron —mencionó la mujer recordando a su otra hija, Hedoné, quien era una copia de Eros. Cabello rubio platinado y ojos rojos.

—Será igual de hermosa que tu mi amor —espetó el dios.

Por unos momentos se permitieron admirar a su segunda hija. Sin embargo, la felicidad duró poco, pues ambos observaron la hora, eran las cuatro de la mañana, el sol no tardaba en salir.

—No puedo permitir que él la encuentre —Eros fue el primero en hablar, su sonrisa desapareció y una mueca estaba instalada.

—Sabes que Apolo no es tan malo.

Psiqué no quería que su hija estuviera separada de su alma gemela. Además ella conocía al dios del sol, este era literalmente un sol.

—No cuando de mi se trata —replicó Eros—. Se va a vengar por lo que hice.

—Tal vez-

—Mi amor, ambos lo sabemos bien, Apolo no tratará bien a Milena —replicó él mirando con cierta tristeza a su hija y su próximo destino—. Y no es solo la venganza, la profecía también tiene que ver.

—Será feliz, eso dice.

—Luego de haber pasado por dolores y sufrimientos —rebatió el dios.

Psiqué soltó un suspiro y asintió con lágrimas en sus ojos, no podía quedarse con Milena. En esos momentos dos personas aparecieron por la puerta, una diosa y un semidios.

𝐃𝐀𝐘𝐋𝐈𝐆𝐇𝐓|| 𝐏𝐄𝐑𝐂𝐘 𝐉𝐀𝐂𝐊𝐒𝐎𝐍 𝐔𝐍𝐈𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄Where stories live. Discover now