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La brisa del aire estaba algo fuerte, las ramas de los árboles se movían con brusquedad, sin duda estaba a punto de venir una tormenta, o al parecer

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La brisa del aire estaba algo fuerte, las ramas de los árboles se movían con brusquedad, sin duda estaba a punto de venir una tormenta, o al parecer.

Y, en ese camino empedrado, se podía observar a Kyojuro, quien caminaba directo a la finca de Iguro, la luna brillante y blanca era lo único que iluminaba ese lugar.

- "Según mis demás compañeros...ellos vinieron aquí...." - Este Pensó con algo de preocupación sin dejar de caminar.

Al llegar a la puerta, acercó su oído a esta, parecía que no había nadie ya que había un total silencio, no se escuchaba nada.

Este Pensó que quizás su compañero Iguro estaba dormido, así que, no quiso molestarlo más y se dio la vuelta yéndose de ahí.

- ¿Ya se fue? - Se preguntó a sí mismo Obanai, a la vez que veía a lo lejos desde la ventana a Kyojuro alejarse.

Este suspiro de alivio.

- "Que molesto es ese hijo de puta" - Penso frustrado.

Abrió nuevamente los ojos, encontrandose de nuevo con Suyen, quien estaba debajo de el y tenía una expresión algo cansada, todo su cuerpo temblaba y se estaba arrastrando, como si quisiera huir...

Iguro agarro su mano impediendo cualquier escape y la inmovilizo en su espalda.

- Muy mal, cariño.... ¿Acaso estas tratando de escapar? Todavía no estoy satisfecho. - Exigió, mientras su otra mano agarraba la tuya y también la inmovilizaba.

Dio otra embestida en tu entrada trasera, haciendo que sueltes un quejido y hundas tu rostro en la almohada.

- Estoy cansada Iguro-san....vamos a dormir, por favor~! Mañana seguimos si quieres... - Esta le dijo, su cuerpo sin dejar de temblar, pues lo estaban haciendo desde hace ya 2 horas y media.

- No! Yo...necesito correrme de nuevo.. - Hablo, antes de empezar a empujar con fuerza sus caderas, desesperado por conseguir otro orgasmo suyo.

Pareciera que ya no le importaba Suyen, pero no era así, sabía que a la mañana siguiente ella ya no recordaría nada y volvería a ser como antes: molesta y enojads con el, y no quería eso, quería aprovechar hasta el último centímetro de tu interior.

Tu mordiste la almohada con todas tus fuerzas al sentir como empezaba a dar esas embestidas violentas de nuevo, tus ojos lagrimearon.

El pelinegro dio otras embestidas, y cuando sintió que se correría de nuevo, sacó su miembro y lo acerco a tu boca..

Tragalo y no lo escupas. — Ordenó mientras con dos de sus dedos abría tu boca y finalmente soltó su calida y caliente esencia dentro de tu garganta.

De mi propiedad | Iguro Obanai yandereWhere stories live. Discover now