Capitulo 35: Pequeños momentos

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Dentro de mí había una voz que me decía que los perfectos momentos vienen después de haberte casi muerto de tristeza.

Jarhat Pacheco


Heather.

Con la brisa salada y fría de la playa desordenado mi pelo, con mis pies guindado del pequeño muro donde estoy sentada y con mis ojos clavamos en donde rompen las olas. Me pongo a pensar, recuerdo que una vez dije que el pensar demasiado en algo se convertía en nuestra propia arma para deprimirnos y hacernos sufrir, pero puedo decir que está vez no me estoy deprimiendo

Esta vez, no lo hago como las veces pasadas, no lo hago pensando en el pasar de los  últimos cuatro años como algo que me hunda en la miseria, con recordatorios malos, no lo hago pensado en que pude o pudimos haber cambiado cosas hasta llegar aquí. En cambio cuando lo hago, cuando miro dónde estoy y volteo a ver el pasado, está vez lo veo mucho menos doloroso, si es que eso es posible. Me resulta triste, sí, pero no doloroso, en vez de eso, siento cierta nostalgia, un sentimiento de añoranza y amor, sobre todo amor.

Es una rara mezcla agridulce.

Sin embargo, ahora estado aquí, mirando en infinito del mar, con las nubes tapando el poco sol que hace y con la mano de él entrelazada con la mía sobre la piedra, me doy cuenta de que tal vez, no importa mucho recordar el pasado de más, manchando esos recuerdos con una tristeza presenté. Que tal vez lo único de debemos de hacer vivir y disfrutar de esos pequeños buenos momentos que una está viviendo, y abrazar los que ya viviste. Quizás vivir el aquí y el ahora.

Porque son los pequeños momentos significativos los que uno guarda en su corazón y memoria, que no importa lo mucho o lo poco que sea, es espacial, si los estas viviendo con personas queridas, con la persona correcta. Eso es lo que importa.

—Ya lo he dicho mucha veces hoy —la voz de Ian llena el silencio en el que nos habíamos subido—, pero feliz cumpleaños.

Es nuestro cumpleaños, es genial, aunque mentiría si dijo que no sentí ganas de llorar cuando la primera persona que me felicitó después de Ian en la madrugada, fue mamá y después papá, creo que fue el abrazo en conjunto que me dieron y que me hizo sentir realmente plena al poder tenerlos, aunque ella faltará...

—Y yo, ya lo he dicho muchas veces hoy, pero feliz cumpleaños, de nuevo —me volteo un poco para mirarlo con una sonrisa divertida—. Diecisiete ¿Eh?

—Unos bonitos diecisiete son lo que veo yo —esboza una sonrisa y yo entrecierro los ojos—. Te tengo un regalo.

—¿En serio? —me emocionó al escuchar la palabra regalo.

—Sí, estoy seguro de que te gustará —agarra la mochila que tiene a un lado, pero antes de que saque lo que sea que vaya a sacar, me vuelve a mirar—. Cierra los ojos.

—De acuerdo —hago lo que dice, cierro los ojos y espero pacientemente, no tengo ni mínima idea que que será, de lo que estoy segura es que si me gustara.

Escucho como saca algo de la mochila y la vuelve a dejar a un lado, y comienza a revisar algo, escucho el click de algo, también el sonido de las gaviotas que andan volando.

—Vale, ya, abre tus hermosos ojos.

Yo los abro y él tiene una cajita no muy grande de regalo en las manos, la cual me tiende para que la tome, lo que me hace fruncir el ceño, sin embargo Ian mantiene su sonrisa.

—Adelante, ábrelo —me insta y toma la cajita, para quitarle la tapa, mientras el me mira con expectacion

Al ver lo que tiene adentro me quedo en blanco, levanto la mirada para verlo a él, sin palabras, pero de la emoción, dios es perfecto.

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