Capitulo #3

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Despertó de forma tranquila cuando el sol comenzaba a calentar los muros de piedra y entrar por la ventana donde su cama descansaba y así poder recibir los primeros rayos cálidos sobre sus escamas, alzo la vista mirando a Dingo profundamente dormido, se levanto de la cama estirándose con tranquilidad alargando hasta cada garra para que su cuerpo despertara, se acerco a Dingo y le palmeo la cabeza para despertarlo con éxito, aunque perezosamente.

-Mejor ya te despiertas o Golden vendrá por ti a sacarte de la cola a rastras, y yo debo atender la recepción y cuartos – dijo con alegría natural acercándose a su mesita de cuarto para elegir que ponerse este día.

-Sabes – comenzó a hablar Dingo entre bostezos mientras se tallaba los ojos – Te puedo conseguir un espejo para que tu misma veas tu joyería, y tengo algo que combinaría bien con eso – dijo señalando para sorpresa de Leoncilla el brazalete con el escorpión, quizá fue la cara que tuvo al ver ese brazalete pues Dingo hablo con sorpresa – ¿No te agrada? Yo considero que es un bonito brazalete -.

-No es eso – tomo el brazalete con dos garras levantándolo como si fuese una cosa peligrosa y venenosa – es que, es algo del pasado que no me gusta revivir, pero quizá un cambio de perspectiva es lo que necesita -.

-Podemos tratar, espera aquí eh iré a mi habitación por ello – Dingo salió del a habitación con energías renovadas levantando una leve nubecita de arena tras la carrera.

Se quedo mirando ese brazalete, como si el escorpión amenazara con cobrar vida y saltarle al rostro, lo dejo posando en su palma de la garra aun dudando si era buena idea, pero comenzó a quitarse el aro de la nariz mientras Dingo regresaba.

El aro apretaba aun sus fosas nasales y costo bastante abrir el aro metálico para que finalmente dejara de sujetarle, un pequeño pellizco dejo afectarle y se sobo levemente casi queriendo lanzar el aro a las dunas del desierto y que se perdiera entre la arena.

Abrió un cajón donde tenia otros par de arreglos metálicos, entre los que destacaban unos aretes de lagrima azul y un aro para la cola que parecía una serpiente enrollándose en ella.

Deposito el aro metálico en el cajón y lo cerro, comenzando a colocarse finalmente el brazalete, tras un ligero clic el escorpión ya tintineaba en su muñeca en cada movimiento, para luego observar a Dingo aparecer en el marco de la puerta aparentemente sin aliento tras correr de un sitio a otro, tenia algo en su mano que al acercarse y ponerlo en la mesita logro ver dos aros grandes dorados sencillos.

-Los tengo desde hace tiempo, pero aún no puedo usarlos, no me quedan y se caen seguido – dijo el recobrando el aliento y sentándose mientras realizaba pesadas respiraciones.

- ¿En tus muñecas? Se que eres delgado, pero... - callo las palabras al ver que el negaba la cabeza y la interrumpía.

-No, van en los cuernos, mira te ayudo a ponerlos – se acercó tomándolos y mientras ella se agachaba solo sintió como dejaba caer los aros en cada cuerno en su nuca hasta que los dejo firmes casi tocando la base – Quedaron firmes, a mi siempre se giran y caen, pero en ti parece que quedan abrazados, ¿Cómo lo sientes? -.

-Como si algo apretara ligeramente mis cuernos, pero no de forma molesta, te agradezco esto, te conseguiré algo a cambio quizá Gecko tenga algo de tu agrado – dijo sacudiendo la arena en sus garras y cola para salir del cuarto con dingo detrás.

-Te lo recordare cuando vea algo bonito que me guste, te veo luego o Golden me ara parte del menú del día – dijo entre risas y se alejo al comedor de la taberna.

"Me pregunto a qué sabría ese especial, sopa de Dingo o Brochetas de Dingo... tres lunas sí que suena raro"

Pensó entre risas y se sentó en la recepción checando el correo recién llegado, levanto la vista cuando se acerco uno de los residentes, un Sandwing que se notaba acababa de despertar de un pesado sueño.

Wings of Fire: Garras del CaosWhere stories live. Discover now