Capítulo Doce

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Querida Campanellina,

Te he extrañado. Es muy raro que hayan pasado tres días sin recibir tus lechuzas.

Por favor, al menos cuéntame si estás bien. Entiendo si no puedes escribir porque estás ocupada. O si simplemente has decidido no hacerlo más, pero en serio, me importas. Sé que soy un extraño. Sé que no me debes nada. Sin embargo, no me avergüenza decir que tienes un lugar especial en mis días.

Tan solo dime si estás bien y con eso me conformo.

Yo estoy bien. He tenido mucho trabajo. No sabes cuánto. Pero todo va viento en popa.

Pillo te envía sus saludos y recuerdos.

Por favor, si hay algo en lo que pueda ayudar. No dudes en hacérmelo saber.

Tu amigo,

Smok

Hermione lo pensó detenidamente. No quería ir a llorar al hombro de Smok. Habían acordado no hacerlo personal. Pero honestamente, se sentía desconsolada y no sabía sobre qué escribirle.

Las ventas de la tienda iban a pique. Sus ideas apenas si habían generado algunas ventas. Algunas eran por lástima, si era sincera consigo misma. No podía esperar que los Weasley y los Potter se volvieran su mayor clientela cada día.

Para poder cubrir los sueldos de sus empleados, tuvo que subastar la copia de Pulgarcita. Solo recibió 300 Galeones con los que pagó el impuesto, los servicios y los sueldos de sus empleados. Tuvo que hablar con Miguel y decirle que no podía contratarlo más. Ella y Parvati limpiarían la tienda y se encargarían de las compras, diligencias en la calle y cualquier otro mandado. Envíos a domicilio ya no había. Si salía algún daño en la tienda, tendría que arreglárselas como pudiera.

Querido Smok,

En verdad lo siento. Me temo que no estoy pasando por un buen momento. En estos días no soy una buena amiga, ni de forma presente ni por correspondencia.

Mi salud está bien. No se trata de eso, afortunadamente.

Pero en mi ámbito laboral, todo va mal. Las cosas se están yendo a pique. Siento que estoy en una situación sin solución aparente y por primera vez, me siento sin opciones.

Gracias por escribir. Perdón por no poder corresponderte con una misiva más alegre u optimista.

Me alegra que tus cosas estén saliendo bien,

Besos al querido Pillo.

Tu amiga,

Campanellina

Draco se quedó mirando las palabras en el papel y frunció el ceño preocupado. Era la primera vez que Campanellina escribía de forma pesimista, no era propio de ella. Ella siempre hablaba de cielos azules, de perspectivas diferentes e incluso en las trivialidades, solía tener gran profundidad.

Él no solía enviar más de una lechuza al día a Campanellina pero pensó que este día no era como los demás. Su amiga le necesitaba. ¿y qué clase de amigos sería él sino podía serle útil en un mal momento? Tomó otra hoja de pergamino y escribió:

Querida Campanellina,

Sé que no vas a darme detalles, y eso está bien. Fue lo que acordamos hace tiempo, y hasta ahora, ambos lo hemos hecho muy bien así.

No puedo darte grandes consejos o hablar más profundamente sin conocer el tema, sin embargo, no importa cuál es el tópico de tu inconveniente, hay algo que yo sé que puedo compartir contigo y que es una certeza absoluta para mí: tú no eres una perdedora. Tú eres una luchadora, amiga, una guerrera... no te des por vencida.

Una Lechuza en mi VentanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora