Capítulo Ocho

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Tal como Draco lo planeó, los cuatro partieron a Varsovia a comienzos de septiembre. Draco y Theo vivirían en los dormitorios de estudiantes de su facultad, pero no en incómodas habitaciones compartidas y con el espacio reducido. Cada uno tendría una habitación con su escritorio, una cómoda cama, un closet espacioso, un vestíbulo con sillón y mesa de comedor, además de tener su propio elfo doméstico que se encargaría de traerles sus comidas a los horarios convenientes.

Mientras tanto, Daphne y Astoria vivirían en una pequeña pero cómoda y elegante residencia, serían cuidadas por una chaperona polaca, una vieja bruja amable, de mejillas sonrosadas y cabellos grises, de cuerpo rechoncho y dulce sonrisa, que velaría porque a las jóvenes no les faltara nada y su reputación permaneciera libre de manchas.

En los primeros meses de estudios, Draco solía salir con Daphne a pasear por la ciudad aunque fuera brevemente, en especial los sábados, y los domingos solían almorzar los cuatro juntos, a veces en restaurantes o a veces en la residencia de las Greengrass. En ocasiones se les unía alguna joven amiga de Daphne – Astoria casi nunca invitaba a sus compañeros porque sentía que era abusar de Draco y su familia – pero a veces les acompañaba algún amigo de Draco o Theo, muy elegantes, alegres y bien portados.

Daphne se había hecho poco a poco bastante amiga de Susan Bones, quien se encontraba también en Varsovia estudiando en la misma Academia pero en la Facultad de Ciencias Políticas Mágicas, Tratados Internacionales de la Magia y Filosofía del Mundo Mágico; ella estaba estudiando Ciencias Políticas Mágicas y ambas coincidían en algunas materias de la carrera y habían hecho buenas migas.

Daphne le había confiado a Draco que al principio se sentía nerviosa de haberse topado con la bruja inglesa, pero la ex Hufflepuff se mostró contenta de verla, le confió prontamente que siendo la heredera de los Bones, luego de la muerte de sus padres y su tía Amelia durante la guerra, había deseado alejarse de todo en Inglaterra, pero a la vez prepararse debidamente para tomar su puesto en el Wizengamot, y que no pensaba hacerlo siendo una ignorante o recibiendo estudios en un sesgado instituto educativo inglés donde todo lo pintaban blanco y negro: si no eras un Mortífago por fuerza tenías que ser un aliado de Potter, sino estabas en el bando ganador, prácticamente no tenías opinión o voto en el gobierno, y aunque ella había sido del Ejercito de Dumbledore y había peleado en la batalla de Hogwarts, no estaba dispuesta a seguir cargando los errores del pasado. Susan no se había mostrado de ninguna forma hostil o molesta con ella sino todo lo contrario, se había mostrado amable y dispuesta a ofrecerle amistad, y Daphne la había encontrado simpática y empezaron a pasar tiempo juntas, incluso aunque Bones sabía de su compromiso con Draco, esto no le molestaba en lo absoluto.

Por su lado, aunque Draco pasaba mucho tiempo con Theo, con quien prácticamente veía todas las materias, había hecho amistad con Terry Boot, quien estudiaba en la Facultad de Leyes Mágicas y también tenía materias en común con ambos.

Terry, quien además salía con Susan, había ido a Polonia por la misma razón que la bruja: para prepararse en una Escuela de Leyes que no estuviera horriblemente sesgada y que permitiera estudiar las leyes, reglamentos e historia legal de los magos de Europa y el mundo sin el constante recuerdo de la guerra y donde la idea de la igualdad prevaleciera.

En los próximos meses, Theo se acercó más a Astoria, la invitó a salir a lugares Muggles que ambos sentían curiosidad de conocer, como cines, ferias de diversión, y un circo. Ambos habían regresado sumamente emocionados de su visita al Circo du Soleil, que estaba en Varsovia y cuyo espectáculo los había dejado asombrados y felices. Draco se sintió satisfecho al ver a su amigo dejar poco a poco la melancolía y sonreír más cuando estaba Astoria cerca.

Antes de volver a Inglaterra por la Navidad, salieron todos juntos, incluidos Terry y Susan, a bailar a un sitio Muggle, y por primera vez, Draco experimentó la experiencia de un sitio nocturno que no era de magos; le encantaron las luces, la música estridente, el bailar desenfrenado y aunque las cervezas polacas no lo emocionaron mucho, igualmente bebió, bailó y por primera vez en mucho tiempo, se divirtió.

Una Lechuza en mi VentanaWhere stories live. Discover now