Cuidando a Aioria de Leo

El atento Aioria de Leo

Aioros pasa toda la noche en vela. Sus responsabilidades lo estaban agobiando ahora que el resto de los futuros caballeros de oro (que actualmente eran unos niños) estaban llegando al santuario. Piensa que Saga lo debía estar pasando peor, asi que no se desanima y decide continuar con el trabajo. Aioria por otra lado, ve a su hermano con unas enormes ojeras bajo sus ojos, se siente mal al haberle pedido que pasara la noche con el en su templo por lo decide ayudarlo.

Pasan las horas. Aioros escucha a su hermano alborotarse en la cocina y ruega desde lo más profundo que no cause otro desastre hasta que una media hora lo ve emerger en la sala con una bandeja.

— ¡Hermano! — Habla con las mejillas en alto dejando en la mesa la bandeja. Se muestra orgulloso de lo que ha preparado y Aioros no puede evitar sonreír al ver los creativos platillos.

— ¿Es para mi?

— Lo hice especialmente para ti hermano — contesta sentándose en la silla de al lado. — Has estado despierto toda la noche

— Aún no termino el trabajo que me asigno el patriarca — Aioros estira los brazos y se frota los ojos.

Bebe el café recién echo y debe reprimir una mueca por el sabor tan amargo, no le queda otra que terminarlo al ver lo ojos llenos de ilusión de su hermano y al terminar sostiene las mejillas de Aioria.

— Eres el mejor hermanito ¿lo sabias? — le dice tras darle un beso en la frente y en respuesta Aioria salta abrazarlo.