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SE LES ORDENÓ entrar a la tienda de la comandante y esperar que llegara.
Alex tomo asiento frente a su trono mirando sus propias manos cubiertas por la sangre de su mejor amigo mientras que cada centímetro de su cuerpo temblaba y murmuraba disculpas para si misma.
Clarke se agacho frente a ella acariciando su rostro, limpiando los rastros de lágrimas que le cubrían las mejillas. La castaña aún teniéndola al frente solo podía mirar la sangre de sus manos, ese rojo cubriendole la piel.
Intento limpiarlo pero lo único que logro fue mancharse la ropa, estaba cubierta de su peor dolor y era desesperante.
—Lo iban a torturar.— Dijo en un hilo de voz. —El me lo pidió.—
—Hiciste lo que debías.— La chica la miró con lágrimas en sus ojos.
Kane entro con la canciller, la ojiazul corrió a los brazos de su madre mientras la castaña miro al hombre suplicando su consuelo. Él se acercó haciendo que ella se pusiera de pie para darle un abrazo, comenzó a limpiar sus manos y le dejó un beso en la cabeza.
—Lo mate...— Murmuro ella en su pecho.
—Alex...—
—Prometí que lo iba a salvar, creí que podría pero no había manera.— Se aferro más a su padre. —Lo siento tanto, yo debí ir en su lugar...—
Kane nego numerosas veces con la cabeza sin poder darle palabras que la hicieran sentir mejor por que era imposible aliviar ese dolor.
—La comandante los recibirá ahora.— Un terrestre entró dando el aviso.
Ambos se separaron cuando Lexa entró acompañada de Indra.
—La sangre ha recibido sangre.— Se sentó en su trono. —Algunos de los míos lo ven insuficiente, querían que el asesino sufriera como lo dice la tradición.—
Lexa detuvo su mirada en la castaña para seguir hablando, podía ver en sus ojos el dolor desbordandose mientras intentaba con todas sus fuerzas mantenerse en pie y no dudo en seguir hablando.
—Lo que no saben es que tu sufrimiento será peor, lo que hiciste esta noche te perseguirá por el resto de tus días.— Sus palabras fueron frías pero quedaron grabadas en la mente de Alex. —Aún así habrá compensación por que el cuerpo se entregara a los habitantes de la aldea, el asesino y los asesinados se unirán en el fuego, solo entonces tendremos paz.—
