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—¿ESTAS SEGURO?— Pregunto Alex viendo a su mejor amigo entrar con un bolso lleno de sus cosas a su habitación.
—Necesitas compañía, claro que estoy seguro.—
—Se que Kane pidió el permiso para que pudieras pasarte a mi habitación pero no es necesario que te incomodes por mi.—
—Alex, haría mil cosas más por ti.— Dijo con una sonrisa. —Además, has estado teniendo pesadillas todas las noches y se que ni siquiera eres capaz de pegar un ojo.—
—Se me pasara.— Lo miro de reojo mientras acomodaba un colchón en el piso al lado de la cama. —Perdí a mis padres, durare un tiempo para superarlo.—
—Bien, yo estaré contigo.— Finn se dejo caer en el colchón. —Ahora si, buenas noches tontita.—
Finn cerró los ojos suspirando esperando poder ayudar a la castaña con su compañía, ella se acostó en la cama intentando conciliar el sueño pero todo lo que pudo hacer fue mirarlo, nadie la haría sentir la seguridad que el le daba.
Se dio vuelta para dormir, e incluso creyó que esa noche podría hacerlo sin tener pesadillas pero no fue así, se levantó sudando con el corazón a mil intentando no despertar a Finn pero fue en vano.
—Ella...— Murmuro intentando respirar. —Dijo que era mi culpa, no pude salvarla...—
—Fue solo una pesadilla, sabes que ella te amaba y nunca diría eso.— Finn se sentó en su colchón frente a ella. —Dame la mano.—
Le extendío la mano intentando controlar sus emociones, Finn la tomó con una sonrisa para tranquilizarla.
—Cuando tengas pesadillas, solo toma mi mano.—
—¿Es algún tipo de magia o que?— Queria hacer una broma pero el asintió. —Bien, lo haré.—
Finn se volvió a acostar pero esta vez sin soltar la mano de su mejor amiga, ella se acomodo dejando el brazo caer de la cama para que fuera más fácil mantener sus manos unidas. Y como si de verdad fuera magia, esa noche logró dormir con una gran tranquilidad en el corazón.
