Capítulo 4

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Universidad de Shanghai

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—¿Es este el límite del que estabas hablando?

A Zu se quedó mirando con expresión escéptica el muro lleno de graffitis que tenía delante, pintado con extraños dibujos, y justo en medio había una línea de pintura roja, y en el muro también estaba escrito: "go**yourself".

—Sí, es aquí —Wei Huan tenía un trozo de hierba en su boca y murmuró en voz baja—. La última vez que vine de aquí...

A Zu todavía tenía sus dudas, después de que las dos personas se escabulleran, Wei Huan se sentó en el asiento trasero de lo moto, observando a los alrededores con cuidado, casi habían conducido por toda la Zona Oscura, hasta que finalmente se detuvieron en esta pared, él juraba que esta pared era la entrada al Vacío de Kunlun, pero al verla... no parece como que lo sea.

—Entonces, ¿cómo vas a entrar? —A Zu se apretó el pecho con ambas manos y miró a Wei Huan.

De hecho, Wei Huan tampoco estaba tan tranquilo, pensó que siempre y cuando tuviera un poco de poder demoníaco, podría atravesar esta pared, pero si realmente no puede, también podrá buscar por la Zona Oscura a algún pequeño demonio que esté contrabandeando energía demoníaca y pedirle un poco para poder cruzar. Pero, sinceramente, estos son métodos que Wei Huan nunca ha intentado, después de todo, en su vida anterior era un gran demonio y podía ir libremente a dónde quisiera.

—Lo intentaré —dicho eso, Wei Huan puso sus palmas contra la pared y trató de fusionar su poder demoníaco como lo hizo en el pasado.

A Zu miraba desde un lado, con su corazón tamborileando.

—Podría funcionar, pero no eres un demonio, ¿cómo puede un humano atravesar este tipo de límite...?

Quién sabe, pero al siguiente segundo, una luz blanca destelló, A Zu inconscientemente retrocedió dos pasos.

Wei Huan, emocionado, giró la cabeza para mirar a A Zu.

—¡Mira! ¡Lo he conseguido! No es...

Quién le iba a decir que al segundo siguiente, una persona saldría disparada de aquel extremo de la pared, tirando al suelo a Wei Huan, que creía haber recuperado su energía.

—Mierda, ¿qué pasó...? —Wei Huan se sobó el trasero y se levantó del suelo, a su lado, había un niño extra delgado, tirado en el suelo, buscando algo.

A Zu señaló al niño y tartamudeó:

—¿De dónde ha salido?

Wei Huan levantó la barbilla hacia la pared.

—Te he dicho que hay un límite, pero sigues sin creerme.

A Zu estaba tan asustado que se escondió detrás de Wei Huan.

—Entonces, ¡¿no es un demonio?!

—¿Por qué le tienes tanto miedo a los demonios? —Wei Huan lo miró, sabía que A Zu estaba asustado.

—¡Por supuesto que les tengo miedo! Sólo los tipos como tú que se atreven a escapar de un laboratorio no le tienen miedo a nada y no conocen los límites...

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