♡ : CAPÍTULO XXI

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A la mañana volvieron a visitar a Yejin, ella parecía mejor que hace unas horas, con su gran y resplandeciente sonrisa esperándolos desde la cama de hospital. Aunque aún conversaba esos ojos verdes tan cansados.

Jeongin se acercó a abrazar su cansado cuerpo, respirando su tenue aroma a café, como el que suele tomar antes de ir a trabajar, o cuando lleva sus trabajos a casa. A Jeongin le gustaba verla hacer hermosos vestidos para dárselo a bonitas mujeres. O blusas, o faldas... Porque era todo tan bonito cuando Yejin lo hacía.

— ¿Descansaste bien? — Hyunjin observó a su madre asentir con su cálida sonrisa, separándose de Innie y dejándole un beso en la mejilla con cariño. Ambos se habían hecho muy cercanos.

Hyunjin sonreía cada que los veía juntos, susurrando cosas, hablando de alguna noticia, o a Jeongin siendo ayudante de su madre las noches que debía entregar algún pedido importante. Con su taza de café al lado, por supuesto.

— He tenido mejores noches, cariño, pero me siento mejor que ayer, ya sabes. — El más alto se acercó a su madre y la rodeó con sus brazos, teniendo cuidado, claro que sí.

Y suspiró cuando sintió en olor a café que caracteriza a su madre, y ese olor que pocos conocen de ella, el olor de su cabello, le gusta mucho usar aquel champú de coco.

Se sentía tan mal, tan culpable...

¿Como es que no notó los síntomas en ella? ¿Tan buena fue para ocultarlo? ¿O tan tonto fue él?

Su rostro y cuello se notaban más delgados, su mirada parecía cansada, aunque su sonrisa estuviera intacta, y habían días donde salía temprano de casa apesar de que no tenía trabajo en la tienda, seguramente era para visitar al Doctor.

¿Como no me di cuenta? Se recrimina Hyunjin nuevamente.

— ¿Durmieron bien? — Dejó descansar sus brazos en su regazo mientras los dos hombres tomaban asiento en el sillón más cercano. — ¿Comieron la pasta de ayer?

Jeongin asintió cuando Hyunjin se hallaba muy perdido en sus pensamientos. — Así es, fue tranquilo cuando llegamos a casa, comimos la pasta que preparaste ayer y aquí estamos, ¿No, Hyunjinnie? — Innie lo codeó, el nombrado alzó la vista y se sonrojó cuando asimiló aquel diminutivo cariñoso.

— Sí, así es.

Innie soltó una risilla suave. — Ayer ambos nos sentimos mal al dejarte aquí, sola. Hoy pasaremos la noche aquí, el jefe de Hyunjin le dió un día de descanso.

— Tonterías, no estaré sola, corazón. Estaré bien. — Trata de calmarlo al ver esa mirada de tristeza en sus ojos. — Estaré bien... Pero si deciden quedarse está bien. Tampoco quiero dejarlos solos en casa, con todo esto...

Hyunjin frunció el ceño y tomó la mano de su madre, negando con la cabeza. — ¿Porqué me lo ocultaste de esa forma? Pude haberte ayudado a pagar el tratamiento desde hace mucho antes, nos habríamos evitado esta situación, y verte tan cansada en esta camilla me preocupa mucho, mamá. — Jeongin colocó su pequeña mano en la espalda de Hyunjin y acarició la zona, dándole apoyo al más alto.

La mujer negó con la cabeza, su sonrisa borrandose y una mueca reemplazandola. — No quería preocuparte... A ambos. Me enteré de esto hace apenas unas semanas, no mucho. No quería aceptarlo, no ahora que tenía tanto trabajo y que la tienda iba tan bien. No tenía el dinero suficiente, mis ahorros fueron directo a las reparaciones de la tienda, y sabía que ustedes guardaban el dinero para sus bebés. Pero sé que estuvo mal, debí haberlo dicho, hubiéramos buscado una solución, lo sé... Claro que lo sé, y lo lamento.

Hyunjin arrugó la frente y besó su mano. Jeongin le sonrío cálidamente a ambos.

— Estamos aquí, te amamos y todo saldrá bien. Lo prometo.

Yejin sonrió grande y brillante, feliz por tener a su familia junto a ella. No se rendiría, no ahora, aún faltaba que conociera a las dos próximas miembros de la familia.

Sus nietas.

Vaya, se sentía vieja cuando lo pensaba.

— Me alegra tenerlos aquí, niños. — Apretó la mejilla de Jeongin.—Cariño, eres tan bonito y tan atento, uno de estos días me matarás, a mí y a Hyunjinnie. — Se burló al ver la cara sonrojada de su hijo, tosiendo luego, pero su sonrisa no decayó. — Eres tan bonito, serías perfecto para ser el modelo de mi tienda de ropa. — Bromeó.

Innie sonrió y tragó saliva para lo que iba a decir. — Hablando de eso... E— estuve pensando en ayudar en la tienda, ya sabes, y—

— ¡Sí!

— ¡No!

Jeongin sonrió nervioso ante la clara diferencia de opiniones entre Hyunjin y Yejin.

Desire of love ❁ HyunInWhere stories live. Discover now