♡ : CAPÍTULO VIII

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— Hoy veremos el sexo del bebé, Hyunjin. ¿Quisieras un niño o una niña?

— Es lo de menos, con tal que esté sano.

— Estoy seguro de que lo está...

— Pero quisiera una niña.

Jeongin recordó con una sonrisa tímida y dirigió su mirada hacia abajo. Sus ojos dorados cayeron en sus dedos entrelazados con los de Hyunjin que enviaban cosquillas a su pechito. Se da cuenta que ahora es diferente a aquella vez que salió solo, sin compañía del alto e intimidante peli negro.

Las personas en la calle ya no lo miraban con desagrado, lujuria o pena, a su lado el mayor se encargaba de que no fuera así. Con su postura elegante y fuerte, sus ligeros músculos resaltando de la camisa negra que lleva puesto, su caminar decidido, y por último pero menos importante, su mirada fría y asesina. Nadie se atrevería a lanzar una mirada fuera de lugar hacia el más bajito, al menos no con ese fuerte árbol con piernas a su lado.

Sinceramente, Jeongin se siente protegido a su lado, le gusta sentirse así, sentir que alguien lo cuidaría, que podrían cuidarse mutuamente. Inconscientemente apretó el contacto de sus manos, Hyunjin no lo miró, más bien le devolvió la acción.

Cuando llegaron a la parada del autobús se sentaron en esa banca vieja de siempre, esperando. Hyunjin observaba la pista hacia dónde, se supone, llegaría el bus, con Jeongin aferrado a su brazo por el frío. El menor observó su perfil con sus ojitos curiosos y su rostro pintado de un rojo suave.

Su mandíbula marcada, el casi invisible rubor en sus mejillas gracias al invierno, su nariz graciosa pero sumamente linda, sus labios rosados, y sus pestañas ligeramente curveadas hacia arriba.

Hyunjin era un hombre atractivo.

Muy atractivo.

Finalmente sus miradas se toparon cuando Hyunjin volteó a verlo. Su rostro se sonrojó aún más al saber que el peli-negro lo había encontrado mirándolo. Hyunjin no dijo nada y Jeongin tampoco lo hizo. Nadie se movió por unos momentos, pero después, al mismo tiempo desviaron la mirada y volvieron a su antigua posición.

Estaban rodeados de personas pero sentían sólo la presencia del otro. Sólo escuchaban el corazón del otro.

El autobús dió aparición y subieron junto algunas personas más que lo esperaban como ellos. El menor tomó asiento junto a Hyunjin y poco tiempo después de algunas paradas más llegaron a la suya. Bajaron aún con las manos entrelazadas, caminando hasta el hospital en dónde entraron y esperaron en su lugar respectivo hasta que los llamaran.

Unos minutos aburridos pasaron hasta que los llamaron y se acercaron a la señorita, entrando al consultorio del Doctor.

— Pasen, pasen, tomen asiento.

Hyunjin hizo caso mientras Jeongin le regalaba una gran y radiante sonrisa al doctor detrás del escritorio de metal.

— Innie, ¿Cómo has estado en éste último mes?

Hyunjin arqueó una ceja ante el apodo hacia el menor y se cruzo de brazos.

¿De donde sacó tanta confianza?

Sabía que Jeongin veía al mismo Doctor cada que sus citas para controlar su embarazo eran requeridas, pero enserio esperaba que aquel hombre respete sus límites como doctor-paciente. De ninguna forma podría aceptar ver a Jeongin siendo molestado o irritado por alguna persona de malas intenciones.

Él protege a Jeongin.

Él cuida de Jeongin.

No es amor, Hyunjin no cree que sea eso, siente que es un tipo de instinto por protegerlo, un sentimiento de preocupación aunque no lo muestre a conciencia o diga en voz alta, porque después de todo le tiene un cariño. Han estado conviviendo durante casi cuatro meses, era obvio que un cariño y respeto se cree entre ellos.

Porque no es amor, es respeto... ¿Verdad?

— Hyunjin, él es el doctor Bang. — Jeongin dirigió sus ojitos hacia el hombre y le sonrió. — Channie, él es Hyunjin.

Channie.

Hyunjin bufó con recelo y se avergonzó al instante por no poder controlar sus acciones frente al Doctor.

— Un gusto, Hyunjin. — Dijo el doctor, con una suave y amable sonrisa que podría enamorar a cualquiera. — Dígame Chan.

— Igualmente, es un placer. — Contesto cortante.

El doctor extendió su mano hacia el pelinegro, que correspondió decidido. Él siempre es un hombre educado, pero ahora simplemente estrechar sus manos con ese Chan parece molestarlo en sobremanera.

— Usted es muy afortunado, Jeongin es un chico genial.

— No digas eso... — Innie río suavemente sintiendo sus mejillas arder.

— Es la verdad. — Le regaló una sonrisa amable al menor.

Esto enserio no es nada profesional, pensó Hyunjin con molestia. Jeongin sólo sonrió nervioso.

Chan asintió con una sonrisa en los labios. — Procedamos con la ecografía.

El oji dorado asintió. Caminó hasta la camilla donde se recostó con cuidado y con la ayuda de Hyunjin, quien se sentó a su lado. Minutos después todo estaba listo para la ecografía.

"Quisiera una niña..."

Escuchó la voz de Hyunjin en su cabeza.

"Con tal que esté sano"

Jeongin le extendió su pequeña mano a Hyunjin quien sin pensarlo la tomó con cuidado. Chan se acercó con los guantes y levantó la camiseta de Innie dejando su abultado vientre descubierto. El peli negro observó la piel descubierta y luego a su bonito rostro, dándose cuenta de lo dulce que se veía con esa pancita abultada. Es la casita del bebé que tendrían y pensar en eso lo hizo sentir algo en su pecho, algo que lo confundió.

— Esto se sentirá frío, no te muevas mucho Jeongin, ¿Si? — El menor mordió su labio inferior y asintió.

El gel cayó en su piel y erizó los bellos de todo su cuerpo, apretando el agarre de Hyunjin en su mano izquierda.

— E-esto no molesta al bebé, ¿Verdad? — Pregunto Innie tímido. — Porque está muy frío...

Hyunjin miró al menor que mordía su labio inferior.

Tierno, pensó alzando ligeramente una comisura de sus labios.

Chan rió nasalmente, negando con la cabeza. — Descuida, no es así.

El hombre rubio esparció la sustancia en su vientre para minutos después acercar aquel aparato al mismo lugar y moverlo de forma extraña para el de ojos dorados.

— Miren aquí, por favor. — Apuntó la pantalla en blanco y negro a un lado suyo.

Jeongin dirigió sus ojos dorados hasta donde se le indicó, al igual que Hyunjin. Su dorada mirada escaneó la pantalla donde la abstracta imagen poco a poco cobraba sentido. Sintió sus ojos lagrimear al ver con detalle la imagen que se formaba. Esas dos manchitas en la pantalla estaban provocando diferentes emociones dentro suyo.

Hyunjin por su parte sonrió como pocas veces hace. Una sonrisa ligera y sincera, ese sentimiento de calidez en su cuerpo crecer y apretó la mano de Jeongin. El menor rápidamente miró al peli-negro con los ojos llorosos y la nariz rojita, viendo la tranquila sonrisa en sus labios haciéndole sonreír a él de la misma forma. La felicidad cruzando por sus venas y marchándose en gran parte tan rápido como llegó ante las palabras del doctor.

—Felicidades, tienen mellizas.

Se sentía tan bien. Se sentía como si fueran una familia. Pero aunque Hyunjin estuviera sonriendo, la preocupación llenó su cuerpo de repente.

Porque no todo es perfecto y Innie lo supo cuando vio la preocupación y molestia en los ojos del mayor, más no dijo nada.

La alegría, angustia y molestia llenaron el corazón de Hyunjin.

Jeongin sólo sonrió aún más y acarició el dorso de la mano de Hyunjin con cariño. Se miraron y una vez más se sonrieron levemente.

Jeongin también sentía miedo.

Desire of love ❁ HyunInWhere stories live. Discover now