Capítulo 22: La Subasta

92 43 43
                                    

Aclaración:  utilizamos estos símbolos "^/" para marcar que están hablando en lenguaje hevenziano.  


Los hevenzianos albinos fueron muy sencillos de manipular, al contrario que los demás hevenzianos, ellos parecían ser más ágiles y diestros para el combate. Sin embargo sólo bastaron unas simples palabras para que el líder de ellos esté en manos de Sarthor, incluso él mismo se sorprendió por la facilidad con las que obtuvo la confianza del todo el pueblo.

Fue bienvenido, le dieron ropa, comida y hasta un lugar propio. Sólo por verse como uno de ellos. Esa misma confianza en su raza sería su perdición.

A ellos les llamó la atención los adornos dorados que el arqueólogo llevaba consigo y evitó que se los quitaran diciendo que él mismo los había hecho. De nuevo creyeron en sus palabras, sin pruebas ni nada.

Habían transcurrido 3 días desde que llegó al pueblo y ya era un integrante más. Una hevenziana de rastas blancas se encargaba de traerle comida. Se parecía mucho a su ex asistente hevenziana. Él inevitable pensó en Piero y Marin, preguntándose si estaban bien y a salvo. Por cómo se dieron las cosas se convenció que dejarlos atrás había sido la mejor decisión.

Unas manos sacudiéndose frente a su rostro lo sacaron de sus pensamientos. Era esa mujer quien intentaba llamar su atención. Ella le hizo unas señas al mismo tiempo que hablaba en su idioma.

^/¿Necesitas algo más^/, le preguntó. Sarthor entendió perfectamente gracias al amuleto de la sabiduría, sin embargo hizo una mueca. Siguiendo con la mentira de no entender.

—Gracias por la comida —habló sonriendo. Pero ella avanzó y le cubrió la boca con sus manos—. Ah, lo siento-

^/No hablamos ningún idioma humano aquí^/, la hevenziana lo mandó a callar nuevamente con un shhh.

^/Yo bien callado^/, dijo Sarthor luego de que ella apartara sus manos, ^/Yo... hablar... con jefe^/, a propósito cometió errores se pronunciación y eligió palabras sueltas.

^/El líder partió^/, dijo mientras hacía unos garabatos en la nieve para explicarle con dibujos lo que había pasado, ^/Dijo que atacaría a los que te mantenían encerrado y eliminará a la híbrida. Los demás nos mantendremos a salvo mientras él no está^/.

La hevenziana terminó de trazar los dibujos y miró a Sarthor. Quien se contenía para no mostrarse tan sorprendido.

¡¿Atacará la base de Egipto?! ¡¿Él solo?! Prácticamente es un suicidio, pensó el arqueólogo.

^/¿Cuándo se fue? Yo... despedir^/, le preguntó a la hevenziana.

^/Se marchó esta mañana, al amanecer^/, respondió garabateando nuevamente.

Tras esa breve charla la hevenziana lo dejó solo para que comiera tranquilo. Sin embargo Sarthor estaba muy alterado, debía apresurar sus planes debido a este inesperado cambio. Él esperaba que un grupo de los hevenzianos de la aldea fueran a atacar a la base, no sólo el líder. Hacer algo así era impensable y se vio obligado a apresurar su plan.

Dentro de sus pertenencias había ocultado un celular satelital. Por lo que llamó a uno de sus contactos para coordinar sus movimientos, Volthom había hecho su parte, pero si quería que todo esto funcionara deberían atacar al mismo tiempo.

Atraer al cuervo. Así apodaron a la operación que Sarthor había planeado desde hace semanas. Los Caídos, igual que el animal que los representaban, eran escurridizos

e inteligentes. Pero animales al final de cuentas, por ello les daría justo lo que estaban buscando.

.

Iniciativa Caídos 2: Tierra De Dioses™Donde viven las historias. Descúbrelo ahora