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Duque Halbern.

La más reservada y misteriosa de las cinco familias ducales.

Un viejo aliado de la familia imperial, un verdadero amigo y guardián de secretos.

Durante generaciones, el archiduque Halbern ostentó un gran poder en el puesto más alto de su tiempo, excluyendo al emperador, y el poder de Halbern se convirtió en un símbolo de eternidad inquebrantable.

-Entonces somos los verdaderos dueños de este imperio.

Observo y me involucro en todo lo que hay detrás de escena donde nadie puede ver.

El secreto que tenía en mi mano lo hizo posible. Si renunciaba a una sola cosa, el resto era fácil.

Humanidad.

-Nadie lo sabrá. Qué hacemos, qué nos pasa, qué tomamos. Nunca lo sabrías con su breve visión.

La voz que resonaba en mi cabeza era tan insidiosa como una serpiente.

Valere frunció el ceño ante las alucinaciones auditivas que devoraban su razón y nublaban su comprensión.

El carácter cerrado de Halbern, que surgía de la necesidad de "guardar secretos", provocó que el poder acumulado se corrompiera a lo largo de cada generación.

Una persona que parecía haber reunido todas esas cosas repugnantes y haberlas convertido en un ser humano.

-¿Quién se atreve a desafiarme?

El ancestral duque de Halbern, jefe de Morden.

-Eres diferente a tu hermana, hijo. Eres digno de heredar mi reino.

El astuto y cruel dictador de Halbern.

Mi padre no dudó y abusó libremente del poder de Halbern, que estaba diseñado para proteger el secreto.

-¿Compasión? Estás diciendo algo gracioso.

-Deseche esos sentimientos débiles. Hijo.

-Puedes sostenerlo todo.

A veces siento que me ahogo porque la sangre que corre por mis venas es asquerosa.

-Si realmente te preocupas por tu hermana, deberías escucharme. Embaladora.

Valer perdió mucho a manos de la matriarca Morden, que quería un muñeco obediente, no un hijo. Incluso cualquier emoción humana.

-¿Quieres siquiera perder a tu hermana?

Valere arrugó las cejas ante la sensación pegajosa que me rodeaba. El sentimiento real nunca fue una ilusión.

"Vete."

Cuando chasqueé brevemente mi lengua, la sombra que se había formado para invadir mi mente se escapó.

A diferencia del edificio principal seguro, el anexo interior, donde sólo podían entrar el linaje directo y el representante del jefe, siempre fue así.

Por eso, a pesar de haber vivido allí toda su vida, a Valer no le gustaba este lugar.

-...Todo eso...

Fragmentos de recuerdos que no quiero recordar revolotean arbitrariamente.

En el silencio cálido y sepulcral, el Archiduque caminaba sin hacer ruido.

-Mi querido hermano menor...

El cabello platino brillaba pálido y los ojos morados que se tragaban la oscuridad brillaban con un brillo negro.

Muy negro.

La cerradura, que llevaba mucho tiempo cerrada, reconoció al dueño y abrió sola la puerta.

El protagonista está obsesionado con mi salud. PARTE 1Where stories live. Discover now