Capitulo tres

4.2K 299 73
                                    


Sabina

29 de octubre del 2023

Me siento agotada, como si mi cuerpo hubiera sido manipulado a su antojo. Mi cabeza palpita y mi mente no logra organizar las ideas rápidamente. Me estiro entre las sábanas de mi cama, aunque no sean de seda. Con cuidado, abro los ojos y me encuentro en una habitación desconocida, con paredes oscuras que parecen no tener fin. Observo a mi alrededor y veo que mi cuerpo está hundido en una amplia cama con dosel de madera, cubierta por finas telas. Mi corazón comienza a latir desbocado mientras trato de recordar cómo llegué aquí, pero todo es confuso, una mezcla de imágenes inconexas. Una pequeña lágrima recorre mi mejilla mientras me siento en la cama y examino mi ropa en busca de algún indicio de que alguien haya intervenido sin mi consentimiento, o algo peor. Para mi alivio, todo parece estar en orden.

La luz se filtra por debajo de la puerta, y puedo vislumbrar algo a lo lejos. Sin embargo, la sensación de angustia comienza a apoderarse de mí. Una lágrima solitaria cae por mi mejilla mientras el miedo me abruma. ¿Dónde estoy? Sigo observando a mi alrededor y decido levantarme. El frío se cuela por la ligera bata que llevo puesta, y camino a tientas por el lugar, ya que las paredes están demasiado oscuras para ver algún indicio de dónde me encuentro. Llego hasta la ventana con cautela, esperando poder encontrar una salida y tratando de conservar la calma.

Si logro mantener la calma, estaré en mejores condiciones para salir de aquí. Pero no estoy preparada para lo que veo. Reconozco esta calle, las piedras que toco, y saco la cabeza por la ventana para ver mejor el lugar.

Dios mío, estoy en el castillo. El castillo del cual todos en el pueblo hablan susurrando. ¿Cómo es esto posible? El pánico toma el control de mi cuerpo, dejando mi raciocinio e inteligencia atrás. Mis manos tiemblan mientras trato de buscar pistas en cada rincón de la habitación. Bajo la oscuridad, no puedo ver más allá de la puerta hacia la cual me dirijo. El tiempo parece haberse detenido y mis manos comienzan a temblar. ¿Por qué estoy aquí? ¿Quién me trajo y con qué propósito? Este lugar se supone que está cerrado, solo el gobierno puede ingresar a esta área tan restrictiva. Agarro la manija de la puerta, pero está completamente cerrada. Empiezo a golpearla con desesperación, gritando por ayuda. Ahora estoy llorando libremente. No quiero sufrir ningún daño. No lo merezco, solo soy una chica de 18 años que trabaja en una cafetería y cuyo futuro probablemente sea trabajar hasta morir. No tengo dinero ni padres, ¿por qué alguien podría quererme a mí entre todos?

- ¡Ayuda! - grito mientras sigo intentando abrir la puerta inútilmente, pero me alejo de ella cuando una sombra obstruye la poca luz que queda y la manija comienza a moverse.

Están abriendo...

No puedo ver debido a la escasa luz de la habitación cuando se abre la puerta. Retrocedo todo lo que puedo para protegerme del espacio desconocido con mi cabello. El terror se apodera completamente de mi cuerpo mientras la puerta se abre por completo, mostrándome la silueta de un hombre. Él es alto, mucho más alto que yo. Su presencia me abruma y me siento paralizada por el miedo. Sigo retrocediendo hasta que mi cuerpo golpea la pared y más lágrimas silenciosas caen por mi rostro.

- No huyas de mí, Katrina... - me dijo el hombre.

Katrina...

Katrina...

Ese nombre... el hombre de la plaza me lo dijo varias veces, es él. Ahora logro recordarlo, con su peso sobre mí en mi cama mientras dormía, con ese pañuelo en mi nariz. Dios mío, los temblores recorren mi cuerpo.

- Mi nombre es Sabina, no Katrina... Por favor, no me hagas daño, déjame ir - susurro, tratando de no derramar más lágrimas.

- Musa... Jamás podría hacerte daño - me corta tajante, y me callo, mientras observo sus ojos oscuros que se intensifican aún más. - Eres mía desde el momento en que llegaste a este mundo, Sabina.

The vampire's waltz Место, где живут истории. Откройте их для себя