Capítulo 26; Aurora Hall

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Corro hacia la cabaña donde me han dicho que está Diego y abro la puerta. Él está allí, con la camisa blanca medio abierta, sus codos en sus rodillas y su rostro entre sus manos.

Cada músculo entumecido de mi cuerpo por el camino entra en la cabaña y cierro la puerta.

Su cabeza se levanta y me mira. Sus ojos rojos me miran sin ninguna emoción. El corazón se me encoge al verlo y me acerco a él, metiéndome entre sus piernas y abrazándolo.

Sus brazos se ponen alrededor de mí cuerpo segundos más tarde y me aprieta con fuerza contra él.

— Lo siento —susurro.

Sé cuánto él adoraba a su abuela y lo que supone esta perdida para la familia. Hasta a mí se me oprimió el corazón en el pecho cuando me enteré de la noticia.

Beso su coronilla y él deja de rodear mi cuerpo. Hace que me separe y se levanta, esquivándome.

— He estado pensando y será mejor que lo dejemos aquí.

— ¿Qué? —Parpadeo confusa.

— No voy a ser el clavo que saque a otro. No puedo hacerlo porque sé que nunca te tendré cien por cien.

Lo miro. Sus facciones serías y su mirada dura hace que sienta una punzada en el pecho porque lo está diciendo en serio.

— No hay ningún clavo que sacar —me acerco a él pero retrocede.

— Será mejor que vuelvas a casa —me abre la puerta de la cabaña para que salga.

Me quedo callada sin entender el cambio de opinión de buenas a primeras.

— No tenía batería —le digo—. En cuanto puse el móvil a cargar... —me interrumpe.

— Está bien, Aurora, no te preocupes, vuelve a casa.

Junto mis labios en una fina línea intentando no llorar mientras un escalofrío está recorriendo todo mi cuerpo.

— Diego.

— Aurora, por favor, no es el mejor momento —me hace una seña para que salga.

— Te he llamado innumerables veces —intento que mi voy no tiemble pero fracaso.

— ¡Estabas con él! —Cierra la puerta de un golpe.

— ¡Sufrió una parada cardiorrespiratoria!

— ¡¿Y yo qué?! ¡¿No soy importante?! ¿Siempre voy a ser el segundo?

— ¡Claro que eres importante!

— ¡No lo demuestras! Maldita sea — se gira, con las dos manos puestas en sus caderas.

— Conseguí un cargador a las dos malditas horas de que se me apagara el teléfono —hago el dos con mis dedos— y ¡Lo siento! No he podido venir antes porque no había vuelos y ¡Vives a veintidós putas horas de Los Ángeles! ¡He conducido sin parar y llevo casi dos días sin dormir! ¿Qué más quieres? —abro mis brazos exasperada mientras dejo que las lágrimas resbalen por mis mejillas. Él se gira— No puedo darte más —me señalo— Apagaste el teléfono y no había manera de poder contactar contigo, tampoco con Ronan.

— Aurora...

— Tienes razón, esto no va a ninguna parte así, porque yo ya no sé cómo demostrarte que solo eres tú —Me rindo— Tres horas más tarde de tu mensaje estaba saliendo de Los Ángeles y sé que me he perdido el entierro y lo siento.

Él no dice nada y sé que es hora de que me vaya. Con el corazón pisoteado, paso por su lado para ir a la puerta y cuando pongo una mano en el pomo para abrir, la suya aparece por encima de mí cabeza y apoya la mano en la madera.

[Saga West] INEFABLE #2 (ALBA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora