Capitulo 19; Diego West

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Está sonando Lil Bit — Nelly

Llevo una semana durmiendo en un colchón en el suelo en la que uso como mi habitación porque Aurora se negó a que durmiera en el sofá o en otro lugar. Era mi habitación y ella la estaba ocupando. Yo me negué a que durmiera en el colchón en el suelo, el sofá o el cobertizo, como lo hicieron en su día Bambi y Barb.

Tiene el hombro mucho mejor y la he llevado al médico. Gracias a Dios, fue leve y ya tiene el cabestrillo quitado, pero no puede hacer cosas rutinarias hasta que no pasen unas semanas más y la movilidad sea buena, es decir, tiene que ir a rehabilitación.

Ha estado mirando vuelos para irse y me sorprendo siempre poniendo una excusa para que no lo haga.

—El rodeo es mañana, ¿no puedes posponer el irte? Hay una clínica de rehabilitación a media hora de Concepción, puedo llevarte —la miro de reojo para ver que bloquea su móvil y mira hacia la carretera.

—¿Participas en el rodeo?

—No, yo solo bebo cerveza.

Ella se ríe. —¿Y ya está?

—También bailo, te sorprenderías lo buen bailarín que soy.

La veo sonreír y negar con la cabeza.

Me gusta. He decidido dejar de negarlo porque no le hubiera pedido que se quedara si no fuese así. Mucho menos me hubiera molestado y enfadado tanto lo que me dijo. Esta semana he podido ver otra parte de ella, la que se esconde detrás de esos muros que siempre tiene levantados. Una noche, sentados en los escalones del porche trasero, me había confesado que no le gustaba verse vulnerable porque la gente lo aprovechaba para hacer daño. Se dio cuenta que había bajado la guardia y que se estaba permitiendo ser ella misma. Despreocupada, sin presiones, sonriente e irónica, eso siempre.

—Quizás podría probar yo, nunca he montado en un potro salvaje —dice.

—¿Estás segura? —La miro con la ceja alzada y me mira, pestañeando un momento hasta que me golpea el brazo.

Suelto una carcajada mientras ella me insulta.

—No sé qué pensar de ti después de que te hayas creído un potro salvaje.

—Si realmente quieres montar uno, haré esos movimientos en la cama para que creas que estás en el rodeo.

—¡Diego!

—¡Es más seguro! —Me río— No sufrirás ningún daño.

Ella rueda los ojos con la sonrisita en su rostro y le doy un poco de voz a la canción que está sonando.

—Me iré después del rodeo.

Para mi sorpresa, le había caído bien al abuelo. Cuando me desperté un día y miré hacia la cama, ella ya no estaba. Se había levantado temprano porque no podía dormir y estaba acompañando a mi abuelo a darle de comer a las gallinas. Yo me había apoyado en la valla, observando como lo hacía, a pesar de que debía estar en reposo, y viendo como el abuelo hablaba sin parar sobre los huevos que las gallinas estaban poniendo.

Habíamos tenido que ir también a comprarle algo de ropa porque solo había traído unos pantalones y una camiseta. Ella compró ropa para un mes porque le gustaba todo. También había comprado cosas para todos para agradecer la hospitalidad, por lo que ya tenía ganada a toda la casa, sobre todo a Nancy. Había tenido que retrasar las sesiones de fotos o cancelarlas porque no puede tomar fotos ahora. La había visto con su teléfono tomar fotografías de la granja y también la había visto editarlas en una aplicación.

Lo del calendario sigue dando vueltas por mi cabeza porque es una gran idea y no vendría mal el dinero para invertirlo en la granja, hay varias cosas que tienen que arreglarse y podríamos modernizar un poco todo si se consigue el dinero suficiente.

[Saga West] INEFABLE #2 (ALBA)Où les histoires vivent. Découvrez maintenant