Capítulo 9; Diego West

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La ciudad de Los Ángeles completamente iluminada se encuentra casi bajo nuestros pies. Es la mejor vista que hay desde la ciudad, sobre todo de noche.

Nunca me canso de venir aquí.

Aurora lleva un vestido tan corto que le ha costado sentarse en la toalla en la que estamos sentados.

Tenemos una pizza en medio y una botella de vino que he comprado porque el vodka me parecía demasiado fuerte para después tener que conducir de vuelta a casa.

— ¿Seguro que podemos estar aquí? —Me pregunta.

— Por milésima vez, sí.

— Había un cartel de prohibido pasar allá abajo, Diego.

— Tranquila, nadie viene por aquí —muerdo un trozo de pizza.

— Ya entiendo por qué no conocía este sitio.

— No está mal romper las reglas de vez en cuando.

Ella me mira y la luna y la ciudad ilumina lo suficiente para que pueda ver su sonrisa.

— Sí tengo amigos —dice—. Pero es solo que no están aquí ahora mismo.

— ¿Amigos normales?

— Amigos normales. Matthew juega al fútbol en Ohio y Kika está en Puerto Rico de vacaciones con su novio.

— Entiendo. Todos mis amigos están en Texas.

— Ahora dime, ¿qué te trajo a California además de vivir aventuras?

— Las chicas.

— ¿Qué? —Pregunta con la boca llena.

— Las chicas, son preciosas —le doy un trago a la botella de vino.

Suelta una carcajada.

— Tienes que estar vacilándome.

— En realidad no. Fue las chicas y la ciudad. Eso y que necesitaba cambiar de aires.

— ¿Y qué haces además de modelar?

— Soy guía turístico en el valle Yosemite.

— ¿En serio? Nunca he estado, he visto que es precioso.

— Lo es, deberías ir y pasar un día en la naturaleza.

— ¿Me harías el tour?

— Por supuesto. Haría un tour exclusivo con baños en cascadas donde no podemos estar solo para ti.

— Me lo apunto, suena divertido.

— ¿Bañarse en una cascada o romper las reglas?

— Ambas —coge la botella de vino.

Nuestros dedos se rozan cuando ella me da la botella y me doy cuenta que esta chica me sigue poniendo nervioso.

—¿Vienes mucho aquí? —Pregunta.

—Cada vez que necesito despejarme —dejo la botella y cojo un trozo de pizza.

—¿Y eso es a menudo?

—Puede que sí. Este es mi sitio especial, Hall. No puedes traer aquí a nadie.

—Lo prometo —cruza los dedos— Yo también tengo un sitio especial.

—¿Sí? ¿Cuál es?

—Mi cama.

Me río y sacudo mis manos, dando por terminada mi cena, aunque aún quedan varios trozos en la caja.

[Saga West] INEFABLE #2 (ALBA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora