«Fue mala idea, fue mala idea, ¡fue muy mala idea!», se repetía Elizabeth a sí misma tratando de frenar sus temblores. Octubre ha empezado, y todos saben muy bien lo que significa: es momento de hacer la "prueba de valor" en la tenebrosa mansión emb...
La magia está en los detalles, en las cosas que en tu corazón quieres hacer especiales UwU Muchas gracias por acompañarme otro Halloween, espero poder pasar muchos más momentos mágicos con ustedes.
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Aquello había sido una mala idea. No, no mala, ¡pésima! Era primero de octubre, la noche estaba tranquila, las estrellas brillaban sobre ella... y Elizabeth aún no podía creer que se hubiera dejado convencer de ir con esos chicos a hacer lo único que no quería durante esa temporada. Podría haberse quedado en casa, tranquila, con una bebida caliente y colgando las primeras decoraciones de Halloween, pero no. Su tonto ego la había llevado a aceptar el reto más absurdo, el que todos los adolescentes de su escuela tenían que enfrentar y que era la mejor prueba para demostrar su valor. La chica más asustadiza se iba a colar al lugar más terrorífico que el pueblo tenía para ofrecer, y todo porque se había cansado de que le dijeran miedosa.
«Fue mala idea, fue mala idea, ¡fue muy mala idea!», se repetía a sí misma, y trató de frenar sus temblores mientras las otras chicas se burlaban de ella disimuladamente. Cuando por fin vio el enorme y ominoso edificio, por un segundo sintió retractarse. La mansión Demon estaba más espeluznante que nunca, con su reja de hierro, portón antiguo y fachada demacrada. Se veía que en su época la vieja casona había sido un edificio señorial de lo más elegante, pero ahora solo era un inmueble vacío, un lugar lleno de telarañas y polvo a donde sus amigos iban a hacer travesuras. Aunque quizá lo más correcto era llamarlos compañeros, ya que ninguno de ellos podía considerarse su amigo de verdad.
—E... esto no es un crimen, ¿o sí? —preguntó tratando de no tartamudear—. Es decir, no se considera allanamiento ni nada, ¿cierto?
—Ash, ¿por qué tenías que invitar a la rarita, Neri? —le reclamó Solaseed en un susurro a la morena peinada con trenza—. Se ve que es una llorona y una aguafiestas, ¿porque trajiste a alguien así a nuestro juego?
—Vamos —dijo la gemela rubia tomando de los hombros a la gruñona bajita—. Sé que es algo deprimente, pero estoy segura que con esto se animará un poco.
—¿Y si se "anima" demasiado y algo malo pasa?
—Contamos con eso —rió malévolamente la hermana morena, y tuvieron que esforzarse en contener sus carcajadas mientras la pobre albina avanzaba corriendo el último tramo.
—¡Espérenme!
—No te quedes atrás, Ellie —la azuzaron mientras se colaban por un agujero de la reja oxidada, y de nuevo, Elizabeth se detuvo tratando de convencerse de que no había nada de qué preocuparse.
«Vamos, tú puedes», trató de motivarse mientras imaginaba toda la clase de alimañas que habitaban en ese césped descuidado que le llegaba hasta la rodilla. «Un par de horas y ya está. Solo lo que dura una película y podrás irte. Tranquila. Todos están ahí, y los fantasmas no existen». Pero, ¿de verdad creía eso?
