Capítulo 11: Otras Formas

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🔪Alessio🔪




~17/12/2022~




Han pasado ya cinco días desde que el amigo de Jane, falleció y ella parece un alma en pena caminando por los pasillos del hospital.

Entiendo que le duela, porque al fin y al cabo él era su amigo. Sin embargo, ha tenido una baja en el rendimiento de sus pasantías y eso le puede traer problemas.

Hoy no fui al hospital porque dejé todos mis pendientes listos, pero lo único que sí les pedí, fue que, si había una emergencia, no dudaran en llamarme.

Termino la secuencia de ejercicio que me tocan los días sábados y me levanto por un poco de agua.

Blood está sobre la silla en donde me siento para levantar las pesas y cuando me acerco para acariciarlo, se estira.

—¿Quieres comer? —maúlla, dándome a entender que sí y camina a la cocina estirándose.

La sigo y sirvo en su plato la mezcla especial que elaboré para ella, el primer día que llego a la casa.

Por mi lado, yo tomo una de mis barras de fibra y vitaminas.

Mi plan ahorita es poder relajarme en la bañera, así que preparo el agua, me deshago de la ropa y arrojo una de las bombas de baño color roja, nuevas que compre.

Mi cuerpo deja de estar tenso cuando entra en contacto con el agua y miro el espejo recordando la maldita foto que me envió Jane, en la que resaltaban sus ojos.

Desde la habitación escucho a Blood y me sobresalto cuando la puerta corrediza del baño se abre tan fuerte que parece que el cristal se fuera a quebrar.

Miro directamente a la entrada y resoplo al ver quién es.

—¿Ahora qué quieres?

—Deberías ser más precavido en cerrar la puerta trasera —pongo los ojos en blanco al ver que Blood está en sus brazos.

—Suelta a mi gato y dime que mierda quieres.

—No me siento bien —dice seca y hasta brusca, pero la frase no va de la mano con el tono que usa.

—Soy pediatra y por lo que veo tú no tienes doce años —me incorporo un poco en la tina, quedando sentado —. Además, no soy psicólogo para oír tus tonterías.

—No quiero un psicólogo, hijo de puta —sisea —. Necesito matar a alguien, pero no he encontrado nada. Al parecer todo el mundo se convirtió en santo.

—Las personas no son santas, Violett, entiéndelo. Nadie tiene ganado el cielo, porque siempre existe algo que los desvía del camino.

—Tiene que haber algo.

—¿Quieres algo?

—Sí.

—Yo tengo algo, pero que mal que tú haces que tus asesinatos parezcan accidentes. El maldito de mi lista merece sufrir y no voy a dejar que muera de una manera tan simple.

—Si lo hago así, es para que nadie sepa que fui yo.

—¿Y el asesinarlos y hacer que parezca suicidio te da placer o te resulta satisfactorio?

Apariencias©Where stories live. Discover now