Revelaciones Nocturnas

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La suave melodía del viento, que soplaba con fuerza esa noche, hacía tintinear las campanillas de la ventana de Dekisugi. Su habitación, a pesar de la avanzada hora, estaba iluminada tenuemente por una lámpara de mesa, cuya luz se reflejaba sobre las hojas de un antiguo diario.

Este no era un diario común. Su portada, con bordados intrincados y un matiz envejecido, contaba historias de generaciones anteriores de la familia de Dekisugi. Había sido un presente de su abuela, un legado que debía ser custodiado y respetado.

Dekisugi solía escribir en él al final del día, documentando sus pensamientos más profundos y los eventos significativos de su vida. Esta noche, sin embargo, había algo diferente en su escritura. Con una pluma de tinta negra, comenzó a trazar palabras, dejando fluir sus emociones:

"Hoy, una vez más, he sentido esa conexión especial con Nobita. Es algo que va más allá de la simple amistad. Sus gestos, su risa, la forma en que me mira; todo me lleva a pensar que quizás, lo que siento por él es algo más profundo. ¿Podría ser amor? Pero, ¿cómo podría enfrentar estos sentimientos sin arriesgar nuestra relación?"

La habitación estaba en silencio, a excepción del suave trazo de la pluma en el papel y el ocasional aleteo de las cortinas. Dekisugi se perdió en sus pensamientos, recordando momentos compartidos con Nobita. Las tardes en el parque, las charlas nocturnas, las risas compartidas. Cada recuerdo alimentaba ese crecimiento interno de sentimientos que aún no se atrevía a nombrar.

Mientras escribía, una sombra se movió furtivamente fuera de la puerta de su habitación. Pero Dekisugi, sumido en su mundo interior, no lo notó.

Al cabo de un rato, se detuvo y releyó lo escrito. Las palabras en el papel eran un reflejo de su corazón, y aunque sentía miedo de confrontar estas emociones, también encontraba un cierto alivio al expresarlas.

"Nunca antes había sentido algo así. Cada día, cada momento con Nobita es un descubrimiento. Y aunque temo su reacción si llegara a descubrir mis sentimientos, una parte de mí desea confesarle todo."

Sintiendo que había liberado una parte del peso que llevaba dentro, Dekisugi se levantó y se acercó a la ventana. El mundo exterior parecía tranquilo, pero él sabía que, como él, muchas almas estaban luchando con sus propios demonios internos.

Volviendo a su escritorio, escribió una última frase antes de cerrar el diario: "A veces, el silencio dice más que mil palabras, y un simple gesto puede revelar un universo de emociones."

Mientras se preparaba para dormir, Dekisugi se prometió a sí mismo que enfrentaría sus sentimientos y que, independientemente del resultado, valoraría los momentos compartidos con Nobita, pues cada uno de ellos era un tesoro en sí mismo.

Latidos Cruzados: El SecretoUnde poveștirile trăiesc. Descoperă acum