La Primera Sesión de Estudio

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Nobita se encontraba nervioso, más de lo que había anticipado. A pesar de la confianza de Dekisugi en él, las dudas seguían acechando en su mente. ¿Y si no estaba a la altura? ¿Qué pasaría si decepcionaba a Dekisugi, a sí mismo, y a todos los que ahora depositaban esperanzas en él? A medida que la tarde se acercaba, su ansiedad crecía.

La casa de Dekisugi era grande y tradicional, una vivienda majestuosa rodeada de jardines meticulosamente cuidados. Nobita había estado allí algunas veces, pero nunca con un propósito tan específico.

Al llegar, la madre de Dekisugi lo recibió cálidamente, ofreciéndole té y dulces antes de guiarlo hacia el estudio donde Dekisugi ya estaba esperando. La habitación era espaciosa y luminosa, con estanterías llenas de libros y una gran mesa en el centro.

"Nobita, aquí estás," dijo Dekisugi con una sonrisa, señalando un montón de libros y folletos. "Estos son los materiales que usaremos para prepararnos."

Nobita asintió, tomando asiento y tratando de concentrarse en la tarea en cuestión. Sin embargo, su mente seguía divagando, llenándose de incertidumbres y miedos.

Dekisugi pareció notar su incomodidad. "Oye, Nobita," comenzó, colocando una mano en su hombro, "entiendo que esto pueda ser abrumador, pero estamos juntos en esto. Y te prometo que te ayudaré en cada paso del camino."

Ese simple gesto y palabras llenaron a Nobita de gratitud y una determinación renovada. Respiró hondo y se puso a trabajar.

Las horas pasaron rápidamente. Dekisugi, con su enfoque metódico y paciencia, guió a Nobita a través de diversos temas, desde matemáticas hasta historia. Nobita, por su parte, se sumergió en el estudio, sorprendido por cuánto podía absorber cuando tenía la orientación adecuada.

Durante un descanso, Dekisugi sacó una caja con un juego de mesa. "Pensé que podríamos hacer algo divertido para relajarnos," explicó. El juego resultó ser tanto educativo como entretenido, y los dos chicos rieron y compitieron amigablemente, fortaleciendo su conexión.

Más tarde, mientras disfrutaban de una cena preparada por la madre de Dekisugi, Nobita no pudo evitar sentirse agradecido. "Gracias, Dekisugi," dijo sinceramente, "por creer en mí y por ayudarme. Nunca pensé que sería capaz de hacer algo así."

Dekisugi sonrió, mirando su plato. "Nobita, siempre he creído en tu potencial. Sólo necesitabas a alguien que te mostrara el camino. Y estoy feliz de ser esa persona."

El día finalizó con una sensación de logro. Nobita regresó a casa exhausto pero satisfecho, con la mente llena de información y el corazón lleno de gratitud. Esa noche, mientras se acostaba, pensó en el camino que tenía por delante. Sabía que no sería fácil, pero con Dekisugi a su lado, sentía que todo era posible.

Latidos Cruzados: El SecretoWhere stories live. Discover now