Un Comienzo Inesperado

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El sol se asomó por el horizonte, lanzando sus primeros rayos dorados sobre la ciudad de Tokio. En un vecindario tranquilo, el sonido de un despertador rompió el silencio matutino de una habitación desordenada.

Nobita Nobi, un joven de cabello negro y ojos brillantes, se removió en su cama al escuchar el ruido persistente. Extendió la mano, apagó el despertador y se sentó, bostezando y estirándose. Las cortinas permitían que la luz del sol iluminara parcialmente su habitación, revelando montones de libros escolares y juguetes dispersos.

Llevándose una mano a la cabeza, recordó el sueño que había tenido. Un sueño sobre un examen escolar, uno de esos que solía tener últimamente. Sacudió la cabeza, intentando despejar esos pensamientos.

Se levantó y se dirigió hacia el baño. Mientras se lavaba la cara, pudo escuchar la voz de su madre llamándolo desde la cocina. "¡Nobita! ¡No llegues tarde otra vez!", gritaba, recordándole que tenía que prepararse para la escuela.

Vistió su uniforme escolar, bajó las escaleras y entró a la cocina. Su madre había preparado un desayuno típico japonés: arroz, pescado y sopa miso. "Recuerda tus deberes después de la escuela", le recordó su madre mientras él asentía y devoraba su comida.

Después de desayunar y recoger su mochila, salió de casa. El aire estaba fresco y podía escuchar el bullicio de otros niños que también se dirigían a la escuela. En su camino, encontró a sus inseparables amigos: Gigante, Suneo y Shizuka. Compartieron risas y bromas sobre lo que esperaban del día, distrayendo momentáneamente a Nobita de sus preocupaciones académicas.

Sin embargo, esas preocupaciones regresaron cuando vio a Hidetoshi Dekisugi, el estudiante más brillante de la escuela, caminando unos pasos delante de ellos. Su pulcro uniforme y su aire confiado eran un fuerte contraste con la actitud de Nobita.

Ya en la escuela, las clases transcurrieron con rapidez. Durante una clase de matemáticas, Nobita intentó concentrarse en los problemas presentados en la pizarra, pero su mente divagaba constantemente. A su lado, podía ver cómo Dekisugi resolvía los problemas con una facilidad envidiable.

El receso fue un respiro para Nobita. Se unió a sus amigos en el patio, donde compartieron bocadillos y charlas. Pero incluso en esos momentos de relajación, Nobita sentía la presión de sus responsabilidades académicas.

Al finalizar el día escolar, Nobita se encontró con Doraemon, su fiel compañero robótico. Al ver el semblante preocupado de Nobita, Doraemon preguntó sobre su día. Nobita, con un suspiro, le contó sobre sus luchas en la escuela y cómo Dekisugi parecía tener todo bajo control.

Doraemon, siempre con una palabra sabia o un invento listo para ayudar, le sugirió a Nobita que tal vez, en lugar de envidiar a Dekisugi, podría aprender de él. Esta idea resonó en Nobita mientras caminaba hacia su hogar. ¿Sería posible aprender de Dekisugi y mejorar académicamente?

Latidos Cruzados: El SecretoNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ