- 𝐂𝐇𝐀𝐏𝐓𝐄𝐑 𝐅𝐎𝐑𝐓𝐘 𝐓𝐇𝐑𝐄𝐄 -

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Me encontraba en mi oficina con la cabeza metida en correos y correos que tenía que contestar cuando la puerta de mi oficina se abrió de golpe llamando mi atención. Al levantar mi cabeza de la pantalla mi a mi secretario con un gran ramo de flores entro sus manos.

- Perdón por no llamar, pero esto pesa un montón. - dijo casi sin aire - Lo traigo desde la planta baja corazón.

Le miré con una sonrisa y me levante enseguida para ayudarlo, entre los dos lo pusimos encima del sofá que había en mi oficina.

- ¿Quién lo ha traído? - pregunté, buscando por el ramo si había alguna nota o algo, pero para mi mala suerte no habia nada.

- No lo se cielo, lo ha venido en una furgoneta, así que supongo que es una empresa de entregas. - me dijo y yo asentí - Si necesitas algo me avisas estoy fuera, no dejaré que nadie te moleste.

- Gracias Enzo. - dije sonriendo ampliamente hacia el chico.

Cuando Enzo salió de la habitación volví a mirar el ramo, se me hacia raro que no tuviera nada, ni si quiera una nota con un nombre. Me agache a la altura del ramo y me di cuenta de un pequeño detalle, sujetando todos los tallos de las flores había una pequeña cuerda y de esta colgaba una pequeña 'C' y un corazón, las dos cosas eran de metal y me parecieron bastante curiosas, ya que nunca había visto algo así.

- Así que es tuyo Carlitos. - dije en voz baja mientras negaba con la cabeza.

Había hablado con las hermanas de Carlos desde que volví a Madrid, incluso había ido a tomar café con ellas. La verdad es que hablar con ellas me había venido muy bien, note que estaban preocupadas por mi, en ningún momento quisieron hablar de su hermano, la que importaba era yo en esos momentos y eso me ayudo mucho para abrirme con ellas.

Me dijeron que habían insistido en que Carlos tenía que dejar las llamas y los mensajes, que cuando yo estuviera lista se lo haría saber de alguna manera. Y así lo había hecho el chico, llevaba como dos semanas que no sabía nada de él, hasta hoy, que me había mandado este ramo.

Mi teléfono empezó asonar y dejé de mirar el ramo para coger la llamada.

Landito <3

- Hola pequeña ¿Cómo vas? - escuche cuando descolgué la llamada.

- Hola Landito. - dije sonriendo - Estoy en la oficina trabajando, tengo miles de cosas por hacer. - dije sentándome  en mi silla.

- Así me gusta, que vuelvas a ser tu. - dijo riendose - Te llamaba para hacerte una proposición.

(No me fastidies Lando, que ahora estoy muy tranquilita. - pensé.)

- ¿Cuál es esa proposición? - le pregunté.

- He pensado que podrías venir al Gran Premio de Monza. - dijo sin rodeos y yo cerré los ojos al escucharle - Se que me vas a decir que no, pero me gustaría que estuvieras aquí apoyándome.

- Lando... - dije soltando un suspiro.

- Quiero que mi mejor amiga este allí conmigo. - insistió.

(No podía decirle que no, él había estado para mi también.)

- Se que no quieres ver a Carlos, pero el no sabrá que vienes, te lo prometo. - suplico ahora.

- Iré ha verte correr en Monza, pero no me quedaré en el mismo hotel que tu, buscaré yo uno. - le dije firme.

- Perfecto, tu pones las normas. - dijo y sabía que tenía una sonrisa de oreja a oreja - Además viene también Kika y Heidi.

𝐒𝐌𝐎𝐎𝐓𝐇 𝐎𝐏𝐄𝐑𝐀𝐓𝐎𝐑 - 𝐂𝐀𝐑𝐋𝐎𝐒 𝐒𝐀𝐈𝐍𝐙 -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora